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B
loque
II
Analizas los fundamentos de la racionalidad humana
en el contexto del pensamiento clásico griego
Interpretada así, la postura de Protágoras conduce a problemas algo alarmantes.
Porque una cosa es que cada quien tenga derecho a decir si tiene calor o frío, pero
¿qué ocurre cuando lo que tratamos de determinar es,
por ejemplo, si una teoría
científca es válida, o si una sentencia judicial que puede aFectar irreversiblemente
la vida de una persona es justa? Evidentemente, este tipo de relativismo es
incapaz
de impulsar el conocimiento, pues renuncia a establecer un criterio para distinguir la
verdad del error. También se
rehusa
a proveer principios para distinguir el bien del
mal, por lo que tampoco es útil desde una perspectiva ética. Así, desde la Filosofía,
este nivel de relativismo es totalmente insatisfactorio.
Pero si damos a la afrmación de Protágoras un sentido más amplio, lo que parece
estarnos diciendo es algo mucho más profundo. Después de todo, lo que él dijo
fue: el hombre es la medida de todas las cosas, y no:
cada hombre es medida de
todas las cosas. La diferencia es notable: si entendemos que quien es medida de
todas las cosas es el
hombre como especie
, entonces se está llamando nuestra
atención hacia otra cuestión: la de cómo la forma en que están dispuestos nuestros
sentidos y nuestras mentes defne la Forma en que podemos relacionarnos con el
mundo. Es decir, nuestros sentidos y nuestra mente nos abren unas posibilidades
para conocer, pero también quizás nos marcan unos límites.
Por ejemplo: ¿sabríamos de la existencia de los astros si careciéramos del sentido
de la vista? Las estrellas, los planeta y demás objetos celestes, están tan lejanos
de nosotros que no podemos
obviamente
olerlos o escucharlos, mucho menos
tocarlos. (¿Te imaginas cómo sería nuestra experiencia del mundo si careciéramos,
como especie,
de alguno de los sentidos? Por ejemplo,
¿cómo sería el mundo si
no pudiéramos ver?, ¿qué no sabríamos?, ¿qué cosas hechas por el hombre no
existirían? ¿O si no tuviéramos sentido del oído, y desconociéramos todo acerca de
los sonidos?, ¿existiría el lenguaje, o la música?).
Con esta idea, en cierto modo Protágoras
se adelantó a flósoFos muy importantes
de los siglos XVIII y XIX de nuestra era, como Kant, Schopenhauer y Comte, que
en su momento
estudiaremos. Ahora, recordemos que Protágoras era considerado
como un sofsta, y los sofstas,
aunque eran reconocidos como maestros, también
tenían fama de profesar el relativismo, que ya examinamos brevemente. Fama
justifcada, pues, por ejemplo, solían alardear de sus habilidades para convencer,
diciendo que podían dar a una idea falsa o incierta la
apariencia
de una verdadera,
y visceversa. Pensadores como Sócrates, y sobre todo Platón, se
exasperaron
ante esta actitud, que vieron como una carencia de compromiso con la verdad, y por
lo tanto,
indigna
de
los verdaderos flósoFos. En buena
medida, su ilosoFía será
una respuesta crítica a las ideas y los métodos de los sofstas.