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Analizas la transición que va de la cosmología medieval
a los problemas de la modernidad
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Consolidación de la flosoFía cristiana medieval
Para Agustín de Hipona, la mejor prueba de la existencia de Dios era su re ejo en
el alma humana. Así como el alma humana es a la vez una, pero se desdobla en
inteligencia, voluntad y memoria, así Dios es uno y a la vez tres personas. La flosoFía
cristiana posterior intentó un argumento más preciso para demostrar la existencia
de Dios, incluso una prueba irreFutable. En este terreno, es célebre y muy in uyente
el argumento que oFreció (San) Anselmo de Canterbury (1033 d.C. – 1109). Este
importante teólogo escribió obras como el
Proslogio
y en varias de ellas ofrece una
demostración de la existencia de Dios que, desde entonces, se ha discutido y se
sigue discutiendo mucho, y que en la Modernidad generó mucha re exión.
El argumento (que siglos después Kant bautizaría como “argumento ontológico”)
procede como sigue. Tanto el que cree en Dios como el ateo, aceptan que la palabra
“Dios” signifca “un ser con todas las perFecciones, del cual no se puede pensar
nada más perFecto”. La diFerencia es que el creyente afrma que dicho ser existe,
mientras el ateo lo niega.
La defnición, pues, que expresa la esencia de Dios, no está en disputa. Ahora, si
analizamos la defnición –propone San Anselmo– podemos ir más allá para zanjar
la controversia.
¿Qué es más perfecto: un helado que sólo te imaginas, pero no existe, o un helado
que existe realmente? Anselmo piensa que el helado existente, real, porque la
existencia misma es una perfección. Ahora, si esto es cierto, únelo con la premisa
que poníamos en el párrafo anterior:
Premisa 1: Dios es por defnición (es su esencia) un ser que tiene todas las
perfecciones, del cual no se puede pensar nada más perfecto.
Premisa 2: La existencia es una perfección.
Conclusión: Dios existe.
¿Ves la estrategia de Anselmo? Así como nadie discutiría que un triángulo es
una fgura de tres lados, nadie discutiría que el concepto de Dios alude a un ser
perfectísimo. Si existir mismo es una perfección, Dios debe tenerla, por lo que
tendría que existir necesariamente.