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Identifcas la Filoso ía como disciplina global
Esto es lo que signifca decir que el hombre es un ser social: para bien y para mal las
personas
sólo existimos en grupo. En realidad, los seres humanos
no vivimos, más
bien
con-vivimos
. Ahora, la convivencia nos enfrenta con más de una cuestión im-
portante. Como vimos, la Ética se pregunta por lo que es mejor para nosotros como
individuos. Pero dado que sólo podemos existir como individuos gracias a nuestra
pertenencia a un grupo, la pregunta por lo que nos conviene como seres únicos e
irrepetibles está apretadamente amarrada a la pregunta por lo que le conviene al
grupo al que pertenecemos y nos permite existir como seres humanos. Por eso la
Ética y la Filosofía política están fuertemente asociadas: se complementan. Aunque
tampoco podemos ignorar la diferencia entre ambas.
La re exión ética tiene por objetivo ayudarnos a decidir qué acciones son más con
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venientes para nosotros, mientras que la re exión política nos invita a buscar lo
que es mejor para la comunidad a la que pertenecemos. La Ética nos involucra en
la búsqueda de los actos que nos benefcian
como personas, la ²ilosoFía política
en la de las instituciones y leyes que convienen a nuestra comunidad.
Y así como
en el ámbito de lo íntimo cada ser humano goza del derecho a hacer lo que quiere
(siempre que no interfera con los derechos de los demás),
en el área de lo político
nadie tiene el derecho de imponer ni las leyes ni las instituciones ni los objetivos de
éstas: al ser la comunidad política algo que nos pertenece a todos, lo que se haga
con ella tiene que ser aprobado por todos, o al menos, por la mayoría.
Por supuesto, esta idea de que todos los miembros de una comunidad tienen el
derecho a participar en la elaboración de las leyes que la gobiernan, a elegir a sus
gobernantes y a decidir acerca de los asuntos que afectan a todos, y que hoy nos
parece tan aceptable y acertada, no ha predominado siempre. Si revisamos la his-
toria de la humanidad, encontraremos que
lo más común para los hombres ha sido
ser gobernados por monarcas o dictadores, y que los periodos históricos
en los
que han logrado el derecho (y el deber) de
tener alguna injerencia en los asuntos
comunes son más bien la excepción que la regla.
Fue también
en algunas ciudades griegas de la antigüedad, especialmente en Ate-
nas, que esta idea, que llamamos
democracia
, se abrió paso y fue llevada a la
práctica. No es casualidad que la democracia y la Filosofía hayan nacido juntas.
El pensamiento mítico, recordemos, presentaba una descripción del mundo que
servía para saber qué eran las cosas, y cómo debía uno comportarse y qué rituales
celebrar
para obtener ciertos resultados: una buena cosecha, hijos e hijas sanos,
una larga vida.
Como descripción del mundo, el pensamiento mítico también establecía quién o
quiénes debían gobernar a los hombres, y al igual que suponía que los dioses se
engendraban entre sí, también disponía que ese derecho a gobernar se transmitiera
de padres a hijos.