Practica esta lección: Ir al examen
25
Identifcas la Filoso ía como disciplina global
Los otros dioses temían hacerla enojar, generales y soldados le o recían sacrifcios
a cambio de
valentía y sagacidad en la
batalla.
Así, se consideraba que los dioses y diosas mantenían el orden en el mundo, y
habían sido los maestros que en el origen del tiempo enseñaron a los seres humanos
cómo satisfacer sus necesidades con los recursos que les ofrecía
la naturaleza.
Para los hombres antiguos, que invariablemente vivían de los productos de la
tierra,
la cuestión del orden y la regularidad de los fenómenos naturales era lo más
importante. Presentían que en cualquier momento podían desbocarse las fuerzas
que habitan la naturaleza, y amenazar su existencia, y la de sus familias, aldeas
y ciudades. Para ellos, una inundación, un terremoto, una sequía, una erupción
volcánica, eran ejemplos de rupturas del orden y del ritmo
del mundo. Dado que
la cosecha es un resultado que de ningún modo puede
darse por garantizado, la
humanidad la ha considerado durante milenios como un regalo divino.
Los mitos - especialmente los griegos -
son historias que cuentan cómo los dioses
domaron esas fuerzas de modo que la vida humana fuera posible.
Aunque más
adelante lo consideremos con atención, es importante que señalemos que para los
griegos y muchas de las sociedades antiguas de que tenemos noticia, el estado
original del Universo había sido el desorden de los elementos, el caos. El orden ( o
cosmos) era obra de los dioses. Pensaban que en el momento del caos todo estaba
mezclado con todo: el agua con la tierra, el fuego con el aire. Obviamente, el hombre
no podría sobrevivir en un mundo así: necesitaba el orden instaurado por los dioses.
Ahora, ese orden no podía darse por garantizado, sino que los dioses lo tenían que
producir cada día. Por eso, los hombres siempre se han considerado en deuda con
ellos, y les han o recido oraciones y sacrifcios. Es decir, han celebrado ritos en su
honor.
Al estudiar Historia, observamos que las comunidades humanas siempre han
requerido de una interpretación de la realidad lo más completa posible. Contar con
una
explicación de los fenómenos de los que depende su vida, como la germinación
de las plantas o el fuego. Nunca ha habido, ni habrá, un grupo humano sin creencias
sobre la realidad.
Proporcionarnos el sen-miento de que habitamos
un mundo y un Universo ordenados, regulares.
Ofrecernos una forma de incidir en la realidad,
unas reglas que podemos seguir para propiciar
los fenómenos de los que depende nuestra
vida, como la lluvia y la luz y el calor del sol.
Aportarnos otros dos recursos fundamentales: un
sen-miento de pertenencia al grupo y unas reglas
para la convivencia. Muchas de las historias de los
seres divinos cuentan cómo la crueldad, la ingra-tud
y la soberbia son frecuentemente cas-gadas.