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Identifcas la Filoso ía como disciplina global
Los prejuicios han sido
los principales males de la humanidad, y lo siguen siendo.
Son totalmente incompatibles con una actitud genuinamente flosófca, y han sido
desmentidos en innumerables ocasiones por la ciencia. No hay cosa alguna en el
color de la propia piel, en las creencias religiosas que se profesan, ni
en el sexo
al que se pertenece, que lo prive a uno de la condición humana, o lo haga menos
partícipe de ella que cualquier otro ser humano. Después de dos mil quinientos
años de razonar intensamente, una de las verdades defnitivas alcanzadas por la
Filosofía es la unidad del género humano. Es decir, cualquier ser humano es tan
valioso como cualquier otro. En cada hombre y mujer está presente todo
el poten-
cial de la especie. Esta convicción, y la actitud a que da origen,
se
conoce como
humanismo.
En la actualidad sólo los racistas y los fanáticos religiosos la cuestionan,
la desdeñan o se oponen a ella.
Sin embargo, tenemos que reconocer que algunos de los flósoFos más importan
-
tes han albergado prejuicios. Esto nos muestra que los prejuicios son resistentes,
peligrosos y pueden colarse y anidar hasta en las mentes más brillantes. Debe
alertarnos, y recordarnos que nunca podemos bajar la guardia ante ellos. Son una
enfermedad de la inteligencia que nunca podemos dar por erradicada en su totali-
dad. Y sólo la Filosofía nos da armas para combatirlos.
Otra de las fuerzas del pensamiento que contribuyó a diluir el dominio de los mitos
sobre las mentes fue la historia, otro invento de los griegos de los siglos V y IV a.C.
Al aplicar la razón a la investigación de lo ocurrido en tiempos remotos, al buscar
la causa de los acontecimientos en otros acontecimientos protagonizados por hom-
bres de carne y hueso, los primeros historiadores arrebataron gradualmente a los
mitos el dominio de la visión del pasado. Según los mitos, el pasado había sido
dominado por dioses y héroes con poderes sobrenaturales. La historia, por el con-
trario, demostraba que los hechos del ayer eran obra de hombres iguales a los de
siempre, y con ello ponía en entredicho la exactitud de los mitos, a los que derrotó
en su propio terreno: el conocimiento del pasado.
Este libro es de Filosofía, y por ello no podemos profundizar en la obra de los pri-
meros historiadores. Así que sólo mencionaremos
a los dos más ilustres: Herodoto
(aproximadamente 484-425 a.C)
y Tucídides (aproximadamente
460-395 a.C.).
Es importante subrayar, al igual que en el caso de la Filosofía, que la supresión del
mito en las explicaciones de los hechos pasados operada por la historia fue gradual.
Como podrá comprobar cualquiera que lea sus obras, incluso Herodoto - considera-
do el padre de la Historia -
aun recurre en numerosas ocasiones a la intervención
de los dioses para explicar acontecimientos históricos.