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Identifcas la Filoso ía como disciplina global
¿Por qué, podríamos preguntarnos, esta pervivencia de las creencias en lo sobre-
natural y en los dioses, tras dos mil quinientos años de ejercer la Filosofía y la
ciencia? ¿Por qué persistir en esas creencias, si tenemos mejores explicaciones de
la realidad, que además, una vez transformadas en tecnología, nos han permitido
alcanzar niveles de prosperidad y
poder con los que ni aquellos primeros flósoFos
hubieran podido soñar?
Empecemos por reconocer que el pensamiento racional se apropió del mundo sen-
sible (es decir, el que percibimos a través de nuestros cinco sentidos), y lo explicó
de un modo más convincente del que lo hacían los mitos, gracias fundamentalmen-
te
a la aplicación de la idea de
naturaleza.
También trató de extender esa perspec-
tiva, y estudiar con la razón no sólo lo que ocurre frente a nosotros, sino también lo
que sucede
entre
nosotros y
dentro
de nosotros. Así nacieron las Ciencias Sociales
y la Psicología. Es interesante observar que en el caso de esta última, aun cuando
se ha aplicado con rigor el método científco, los resultados están lejos de ser tan
deslumbrantes como los de otras ciencias.
Por ejemplo: no ha sido posible ofrecer una explicación de los sueños tan convin-
cente como las que
la Física nos da de los fenómenos del mundo que percibimos
con nuestros sentidos. Esto nos deja entrever que cuanto
más complejo sea el nivel
de realidad que se enfrenta, más difícil resulta elaborar explicaciones valiosas. En
efecto,
los sueños son un fenómeno más complejo que, por ejemplo, la caída libre
de un cuerpo cualquiera, porque los sueños son un proceso humano, que como to-
dos los procesos humanos reciben la in uencia de
muchos Factores.
Otro ejemplo:
no sabemos muy bien qué es, ni cómo funciona, la motivación.
Si vamos más lejos, constataremos que al igual que
los mitos impidieron en su
momento
que aparecieran las preguntas que la razón podía contestar, la razón
a
su vez, no puede investigar con provecho acerca de lo que está más allá de lo que
podemos percibir, dentro y fuera de nosotros. Y el problema es que hay preguntas
que carecen de sentido desde la perspectiva de la razón, pero no han dejado de ser
del máximo interés para los seres humanos desde el inicio de los tiempos. Además
carecemos de fundamentos para
pensar que algún día dejarán de serlo. Preguntas
como : ¿por qué existe el mundo? o ¿para qué nací? han inquietado por siempre a
la mayor parte de las personas.
Algunos flósoFos han afrmado que se trata de preguntas mal planteadas, que no
pueden ser resueltas, y por lo tanto no deberían ser formuladas. Pero, evidentemen-
te, esas consideraciones han importado poco a
los millones y millones de personas
que no han dejado
de hacérselas durante siglos. Y en esas áreas de la experiencia
humana, la perspectiva de la religión es más adecuada para ofrecer respuestas.