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El legado cultural del Virreinato
en mi entidad
Aprendizaje esperado
Reconoce en el legado del Virreinato rasgos de identidad cultural en la entidad.
Para empezar
Actividad
1.
¿Hay edifcios antiguos en el lugar donde vives? Pregunta a personas mayores
de qué época son.
2.
Investiga si hay algunos que se hayan construido entre 1521 y 1821.
Para continuar aprendiendo
La riqueza de Zambrano
Don Juan José de Zambrano ha sido sin duda alguna uno de los hombres más ricos que han existido
en tierras de Durango. A principios del siglo
XVIII
llegó a acumular una fortuna de catorce millones de
pesos de aquella época equivalentes en el momento a unos tres mil millones.
Era español de origen, nacido en Afaro, reino de Navarra, hijo legítimo de don Manuel Zambrano y doña
Manuela Amaya Calderón. Muy joven vino a Nueva España graduándose como capitán de las
Milicias
Provinciales y atraído por los relatos fantásticos de la riqueza de las minas de la Nueva Vizcaya; se vino
a Durango, donde la suerte le sonrió y en poco tiempo se convirtió en uno de los hombres más ricos e
importantes no nada más de la Nueva Vizcaya, sino de Nueva España.
De su memoria hablan el Museo Francisco Villa, antes Palacio de Gobierno de Durango, que fue su
residencia particular, y el actual Teatro Victoria, también teatro particular, construido exprofeso para
su recreo personal.
Su nombre está envuelto en leyenda y se cuentan muchos relatos que ciertos o no dan una idea de
su buena suerte, inmensa riqueza y demasiada vanidad.
Se dice que recién llegado a la ciudad de Durango, se dedicó al comercio, actividad que hace rico
generalmente a quien la practica, y como en ese tiempo el centro minero y comercial más importante
era el mineral de Guarizamey (ahora abandonado y ubicado en el municipio de San Dimas, Durango),
a ese lugar se dirigió Zambrano llevando un numeroso
hato
de mulas cargadas con sal, trigo, telas y
otras mercancías. No les alcanzó el día para llegar al mineral y tuvieron que acampar en el cerro de San
Luis, montaña que separa a la quebrada del Piaxtla de la de San Dimas. Ordenó desaparejar la mulada
y establecer el campamento debajo de un corpulento árbol en cuyo copo se paró en ese momento
un tecolote que, no obstante la presencia de seres humanos, empezó a cantar: cu, cu, cucu, cu…
Aquello horrorizó a los arrieros que acompañaban a Zambrano, quienes manifestaron que era ave
de
mal agüero
y algo iba a suceder con base en el dicho:
—“Cuando el tecolote canta el indio muere o algo sucede”.
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