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El pajarero y la alondra
U
n pajarero colocaba sus lazos y esparcía
comida para las aves; parada sobre un
árbol, una alondra lo veía, y se admiraba
mucho de lo que hacía el pajarero, así que
se le acercó y le preguntó, le dijo:
¿Qué
haces?
Él le respondió, le dijo que estaba
fundando una ciudad, y dejando sus lazos
ahí, se fue a esconder a otra parte. La
alondra se dijo:
Vamos a ver cómo se
construye una ciudad donde vive la gente
”.
Y fue a volar derecho al lazo, y en cuanto
hubo caído, se le acercó el pajarero y la
agarró, y en el momento de tomarla, le dijo
la alondra:
Si así es la ciudad que fundas,
no verás pronto muchos ciudadanos
”.
Esta fábula nos enseña que no es posible
vivir en una ciudad donde los gobernantes
se burlan de la gente y la maltratan.
Fábulas de Esopo en idioma mexicano
El quetzal y el perico
U
na vez se reunieron todos los pájaros de
plumas multicolores para elegir a su rey;
cuando ya estaban todos juntos pensando
a quién pondrían, se levantó ante ellos
el quetzal y reclamó el reino para sí; casi
todos acogieron su petición de hacerlo el
rey, cuando salió entre ellos el perico y los
amonestó diciendo:
Escuchad, señores nuestros, aves
preciosas de Ipalnemohuani; si vosotros
lo nombráis, el quetzal aquí presente será
rey; pero si algún día el águila nos hiciera la
guerra, ¿cuál es la fuerza de éste?, ¿acaso
en verdad saldrá a su encuentro? Por eso,
según yo veo las cosas, es necesario que
pongamos por nuestro rey al águila.
Esta fábula nos enseña que al elegir a
los gobernantes que han de tener a cargo
la ciudad, no hay que ver su buena figura
y apariencia, sino su valentía, prudencia e
instrucción.
Fábulas de Esopo en idioma mexicano