Practica esta lección: Ir al examen
124
BLOQUE
IV
Durante el Porfiriato, el campo poblano produjo
grandes cantidades de alimentos y productos agrícolas
(cueros, fibras, tintes) que luego eran vendidos en Estados
Unidos, Europa y América Latina. Junto con el mercado
internacional creció también la demanda de alimentos y
productos agrícolas en la misma república mexicana. Las
ciudades estaban creciendo con rapidez y las poblaciones
demandaban mayores cantidades de carne, cuero,
granos, legumbres, fibras, leche y derivados. Además, los
productores agrícolas obtuvieron apoyo del gobierno para
conseguir financiamientos y mano de obra barata.
Las haciendas
Los hacendados fueron los mayores beneficiarios de la
riqueza del campo. Un hacendado era el dueño
de una hacienda, es decir, una propiedad que contaba con
una casa principal, viviendas para los campesinos,
establos, corrales y grandes extensiones de tierra
para cultivar. Las haciendas llegaban a ser verdaderos
poblados, con su propia escuela e iglesia; también se
cultivaban diferentes especies de granos y plantas, se criaba
ganado y se elaboraban productos y alimentos con la
materia que ahí mismo se producía, como ladrillos, tejas,
quesos, cajeta, hilos de fibra de maguey o de algodón.
El trabajo en una hacienda requería, por lo tanto, de
muchos campesinos y rancheros, quienes ofrecían su
trabajo a los hacendados a cambio de comida y techo. Otras
veces los hacendados rentaban las tierras a los campesinos
para que éstos pudieran cultivar sus propios alimentos.
Entre las principales haciendas del estado podemos
nombrar la de Teziutlán, que se posicionó como un
importante centro de producción de maíz, cebada y frijol.
La de Huauchinango sobresalió por su caña de azúcar,
café y cacahuate. Izúcar de Matamoros tuvo enormes
Ciertamente, la elite porfiriana poblana gozó de muchos
lujos durante este periodo: los hacendados y los dueños
de las fábricas en Puebla se enriquecieron gracias a la
explotación de los campesinos y obreros; se organizaban
clubes y banquetes para que la alta sociedad poblana se
divirtiera; se abrieron tiendas y almacenes selectos, y se
construyeron casas esplendorosas decoradas con muebles
y objetos traídos de Europa. Por otra parte, estaban los
simpatizantes con la forma de gobernar de Porfirio Díaz,
quienes apreciaban ante todo la paz y el orden que él había
logrado imponer en el país tras siete décadas de guerras
continuas (la guerra de Independencia, las continuas
guerras civiles y las invasiones extranjeras). La mano dura
que caracterizó al Porfiriato disminuyó los asaltos en los
caminos y favoreció las inversiones extranjeras en el país,
lo cual muchos comerciantes e industriales vieron con
buenos ojos.
Vista desde el norte de la Hacienda Zoquiapan.
Asalto a una diligencia
, siglo
XIX
, Manuel Serrano (1814-1883), óleo.
Banco Oriental Mexicano, Puebla.