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Un diálogo imaginario:
la tarea de la libertad
—Mamá, papá, me dejaron de tarea pregun-
tar qué es la libertad.
—Libertad es poder preguntar lo que tú
quieres y que te respondamos con la verdad.
Ella está en lo más profundo de tu ser, te mue-
ve a crecer, te hace inquieto y travieso. Tú
nunca dejarás de preguntar, de buscar, de ir
más allá de donde estás, y eso es el impulso de
tu libertad. Pero es también ayudarte a crecer,
y ésa es nuestra responsabilidad.
—¿Todos los humanos somos libres?
—Sí, por ser humanos. Es el regalo con que
la vida nos ha despertado. Somos libres si
queremos en verdad serlo. Cada quien es res-
ponsable de su libertad. Es la tarea diaria que
nos ha dejado la vida en este planeta. Pero
podemos no llegar a serlo, porque no todos
tenemos la posibilidad de ponerla en práctica
y crecer en ella.
—¿De dónde viene la libertad?
—Basta echarle una mirada a nuestra his-
toria, a los hombres y mujeres más grandes, y
te darás cuenta de que es una energía, la más
poderosa del universo, la que puede construir
lo más grande, bello y sublime. Pero también
puede destruirlo todo. Hemos construido ar
-
mas nucleares, librado las guerras y genoci-
dios más atroces. La libertad es un esfuerzo
que cuando alcanza su objetivo produce ale-
gría profunda; pero es una lucha dolorosa,
y conquistarla ha costado muchas vidas y
sangre inocente.
—¿Cuándo alcanzamos la libertad?
—Llegar a ser libre te cuesta toda la vida,
y nunca podremos decir que alcanzamos
la libertad plena para siempre. Todos los días
habrá nuevos retos para ser libres y nue-
vas esclavitudes que nos amenazarán.
—¿Hay quienes no quieren que seamos
libres?
—Esa pregunta debes hacértela a ti mis-
mo: ¿quiero en verdad ser libre? Hay que
elegir serlo. No es algo mágico o mecánico.
Nadie te la da si tú no la buscas. Incluso tú
puedes dañarla eligiendo lo que te impide
crecer como persona y te pierde en el la-
berinto del odio, el alcohol, las drogas o la
violencia. El que no se ama a sí mismo y no
ama a los demás, no es realmente libre. De-
bes tener el valor de querer serlo y de querer
que los demás también lo sean.
—¿Mi libertad sólo depende de mí?
—Si naces en una sociedad que no te allega
suficiente alimento y tu salud se daña; sin edu-
cación y tus capacidades no se desarrollan; sin
tener un trabajo para hacer algo valioso por tu
país, darle a tu familia lo que necesita; aunque
seas libre, no podrás desarrollarte en toda tu
riqueza como persona. Por ello, no hay liber-
tad sin justicia social.
La libertad se ejerce dependiendo de las
condiciones de salud, aprendizaje, trabajo, re-
creación y de asociación para expresar y vivir
ideas con otros que las comparten y proponer-
las a los demás.
Éste es un derecho de cada persona; es el
objetivo al que todos los derechos humanos
están orientados, el deber más alto de todas
las sociedades, de sus leyes y autoridades.
Las sociedades justas son las que reconocen
las libertades y las promueven en todos los
campos de la vida.
—¿Cómo se llaman esas sociedades en el
mundo?
—Sociedades democráticas fundadas en
la dignidad y los derechos de todas las per-
sonas.
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