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Analizas la transición que va de la cosmología medieval
a los problemas de la modernidad
B
loque
III
La
Nueva Atlántida
de Bacon es una utopía científca y tecnológica que anunció el
rumbo que tomaría la historia de los siglos siguientes.
Y ya que hablamos de utopías, abordemos ahora la política del Renacimiento. Y es
que en esta época es cuando se inventó este género de relatos llamado “utopías”,
que describen ciudades ideales. No pocas veces las utopías, a la vez que narracio-
nes de fcción, eran duras críticas a algún régimen político: al decir
cómo podría ser
una comunidad
perfecta, se cuestionaba la legitimidad de las autoridades de hecho
y el modo real de organizar la vida en común. La palabra la usó por primera vez
Tomás Moro (1478-1535). Su
Utopía
es un lugar donde no hay propiedad privada y
se vive de modo austero, sin aprecio del oro o de la plata, con ciudadanos educa-
dos todos en las humanidades y con un comportamiento virtuoso; los trabajos se
comparten y distribuyen justamente, como las riquezas, y todos contribuyen a una
sencilla felicidad común. En Utopía no hay persecuciones religiosas, pues prima la
tolerancia, y no hay guerras más que en caso de algún conFicto justo para de ender
a alguna comunidad aliada.
La realidad en la que vivía el autor, sin embargo, era mucho menos favorable que
la de su obra. La autonomía e integridad personal de Moro se probó cuando su rey,
Enrique VIII, le condenó a muerte por negarse a apoyarle en su movimiento antipa-
pista para divorciarse de Catalina de Aragón.
Además de las utopías ya comentadas de Moro y de Bacon, existió otra destacada:
la de Tomasso de Campanella (1568-1639), titulada
La ciudad del sol.
En ese relato
puede verse cómo en el Renacimiento –igual que en el arte– la floso ía revivió ideas
de la Grecia clásica. Campanella recoge ideas de Platón y propone una república
flosófca donde el gobernante es
Hoh
, “el metafísico”, se atiende a los dictados de
los astrólogos y, al mismo tiempo, se mezcla todo esto con ideas cristianas y orien-
tales, por un lado, y se proponen progresos tecnológicos, por otro. En
La Ciudad del
sol
, como en la
Utopía
de Moro, no hay propiedad privada.
Toda esta innovadora reFexión política del Renacimiento tendría inFuencias en di
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versos movimientos posteriores. Pero también la tendría una variante más
pragmá-
tica y avasalladora
: la de la estrategia política de Nicolás Maquiavelo (1469-1527),
autor de
El príncipe
. Diplomático, funcionario público y consejero de la Corte de Flo-
rencia, Maquiavelo escribe su tratado proponiendo una autoridad uerte y efciente
para la unifcación de Italia. Aunque se le atribuye una postura dictatorial en la que
el fn político justifcaría cualquier medio inmoral o absolutista, lo cierto es que Ma
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quiavelo pensó en esa autoridad fortalecida sólo como un medio para estabilizar y
modernizar la política de su patria. Aunque el pensamiento “maquiavélico” pasó a la
historia como sinónimo de un cierto realismo algo cínico, y ante todo instrumental y
estratégico en política, lo cierto es que este autor anticipó en buena medida la direc-
ción que la Filosofía y el análisis político tomarían en siglos posteriores.