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Adviertes la condición humana derivada
de la Filosofía posmoderna
B
loque
IV
Ahora, esa duda, no es otra cosa que un pensamiento, así que es prueba de
la existencia de éste. Muy bien, hasta ahora Descartes ha demostrado que el
pensamiento existe. Sólo le falta dar un paso más, y es:
si existe pensamiento
tiene que existir alguien que piense, es decir, un sujeto de la acción de pensar,
un
yo
. De modo sintético, el argumento de Descartes queda así: es innegable
que la duda existe; ahora,
si existe la duda, ello implica necesariamente que
existe el pensamiento, y si existe el pensamiento, por fuerza existe el yo. Así
fue como nuestro Flósofo llegó a su famosísima conclusión: pienso, luego
existo (
cogito ergo sum
, en latín). Para Descartes, este yo es no
solamente
capaz de conocerse a sí mismo, sino también la realidad más allá de él, la
que percibe gracias a los
sentidos. Por eso fue considerado por
él, y por los
Flósofos de los siguientes
tres siglos y medio, como ese terreno Frme que
garantizaba la realidad del mundo.
La capacidad del hombre de conocer con certeza y precisión el mundo.
Este
punto está estrechamente asociado con el anterior. A ese
yo proclamado
por
Descartes
como garantía de la realidad de las cosas, también le fue atribuido
un potencial casi inFnito para conocerlas. Como estas ideas coincidieron en el
tiempo con la época dorada de la ciencia, la realidad parecía corresponderse
con ellas: el ritmo impresionante del avance cientíFco, al que el mismo
Descartes contribuyó signiFcativamente, parecía conFrmar la fe que se tenía
en la capacidad del hombre para desentrañar los secretos de la naturaleza. Si
hacemos un poco de memoria, y recordamos lo que vimos en el bloque I, esta
idea ya era muy importante en la Filosofía griega. Es algo muy parecido a esa
capacidad humana que los primeros Flósofos llamaron el
nous
, y que nosotros
solemos referir
como
razón
. Pero la Filosofía moderna no se limita a repetir
lo dicho por Parménides, Platón, Aristóteles y compañía, sino que consolida
la conFanza
en la razón y el pensamiento, demostrando más allá de toda
duda
su realidad, y justiFcando su capacidad de conocer. En contraste, los
griegos habían conFado en ella de un modo un poco ingenuo, como dando
por descontado
su
realidad y potencial.
La tercera gran idea de la modernidad consiste en considerar
la historia
como un proceso de progreso social
, que conduciría gradualmente a la
humanidad, de un estado de atraso, ignorancia y
penuria a una época de
libertad, abundancia y esplendor cultural. Esta idea, por supuesto, también
se
fundamenta en las anteriores.
Porque si pensamos que el hombre puede
conocer todo o casi todo, es natural que nuestra conFanza dé lugar
a la
expectativa de que
ese saber le permita dominar a la naturaleza a través
de la
tecnología
, y
satisfacer sus necesidades. La razón también le serviría
al hombre para determinar, por Fn, cuál es la mejor forma de organizar la
sociedad
y cómo alcanzarla.