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Identifcas la Filoso ía como disciplina global
Así, en un raciocinio siempre hay conocimientos que ya tenemos, y conocimientos 
nuevos que producimos a partir de ellos. En Lógica, 
a los conocimientos que ya po-
seemos los llamamos 
premisas
, y a los conocimientos nuevos que nuestras mentes 
elaboran a partir de ellos, los llamamos 
conclusiones
. Tanto las premisas como las 
conclusiones consisten en 
proposiciones,
que como ya vimos, son 
enunciados que 
expresan
juicios. 
En Lógica, decimos que hay dos tipos básicos de raciocinio: el
inductivo 
y el 
deduc-
tivo.
El
inductivo
es el que lleva a conclusiones ( o consecuentes) generales a partir 
de premisas que describen casos particulares. Así, supongamos que una persona 
observa repetidamente que cada vez que se nubla el cielo llueve. Es de esperarse 
que tal persona razone así: “Cuando haya cielo nublado, entonces lloverá”. Este ra-
ciocinio sería un raciocinio de tipo inductivo, pues parte de observaciones 
particula-
res (ayer estaba nublado, y llovió, hoy ocurrió lo mismo, mañana también, etcétera) 
para llegar a una conclusión que toma la forma de una ley general.
La inducción es un importante instrumento para conocer la naturaleza y la sociedad. 
Gracias a nuestra capacidad para llevarla a cabo nos hemos acercado al conoci-
miento de las leyes que explican 
los fenómenos de la naturaleza y las tendencias 
que confguran nuestras sociedades.
Pero debemos ser cuidadosos con la inducción. Si ponemos atención en la forma de 
proceder de los científcos que estudian la naturaleza y la sociedad, observaremos 
que 
los requisitos que se imponen para extraer una ley científca de un conjunto de 
observaciones son muy exigentes. Es Frecuente ver a los científcos caer en Falsas 
generalizaciones. Incluso hay dos 
ramas de las Matemáticas que atienden este 
problema, y continuamente diseñan pruebas para determinar si una generalización 
tiene valor científco o carece de él: la Estadística y la Probabilidad. 
También en nuestra vida cotidiana debemos manejar con cuidado nuestra capaci-
dad para razonar de manera inductiva. Al usarla con precipitación podemos con-
tribuir a la producción de prejuicios, que son, como ya hemos comentado, ideas 
equivocadas que provocan injustamente la discriminación y exclusión de personas 
inocentes. Por ejemplo, si vemos que muchas personas que han tenido problemas 
con la policía provienen de medios sociales poco favorecidos, podríamos concluir 
erróneamente que la gente pobre tiende a cometer delitos. Este es 
un ejemplo de 
una inducción apresurada, equivocada, y por sus consecuencias para la comuni-
dad, aberrante. Porque si analizáramos con detenimiento el tema, con verdadero 
espíritu científco, encontraríamos que son muchísimas más las personas que, aun 
siendo pobres, no cometen delitos, sino dedican sus vidas al trabajo, al estudio y a 
ver por sus familias. Adicionalmente, veríamos que también hay mucha gente de po-
sición económica acomodada que sí comete delitos. Así, nuestra conclusión inicial, 
de que la pobreza conduce al delito, 
se revelaría como un juicio falso.