Practica esta lección: Ir al examen
Estas y otras expresiones son las más comunes en el ámbito del juego y el
deporte, pero cuándo escuchamos algo así: creo que la estrategia estuvo mal
planeada, tengo que preocuparme más por la preparación física, la motivación
que apliqué para este encuentro no fue la adecuada, mi conducta dentro del
equipo está fallando, estoy exigiendo lo que yo no estoy dando.
Los ejemplos negativos que mencionamos son los más comunes en nuestro
ámbito, ya que ante la falta de recursos para justificar una derrota, lo primero
que viene a la mente son los factores externos a nosotros, es decir, culpamos a
los demás.
El éxito en cualquier actividad humana no se debe a factores externos, sino a
personales, es falso que la suerte haga que nos vaya bien y es totalmente
verdadero que los que tienen éxito son las personas o los equipos que trabajan
" adecuadamente".
Cuando decimos “adecuadamente” nos referimos a hacer las cosas con la
plena conciencia de nuestros actos y con la capacidad que da el prepararse
para desarrollar una actividad, porque el hecho de que trabajemos mucho no
quiere decir que lo estemos haciendo bien.
Por ejemplo, podemos estar practicando
diez horas diarias un lanzamiento, pero si no
tenemos el conocimiento de la técnica, lo
único que vamos a lograr son movimientos
deficientes y cuando llegue el momento de
ponerlo en práctica fallaremos, además de correr el riesgo de lastimarnos, eso
nos hará sentir frustrados y con “mala suerte”, pero la realidad es que fue
provocado por nosotros, no por el destino ni la “suerte” y son cosas que
podemos solucionar con un poco de actitud.
La suerte sólo es la
combinación de una buena
oportunidad
conjugada
con el trabajo y el talento.
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