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Principios del método biointensivo
1.
Doble excavación.
Deben aflojar el suelo de 40 a 60 cm de profundidad. Esto permite que raíces
crezcan hacia abajo y no hacia los lados, permitiendo un mayor número de plantas por unidad de
superficie al reducir distancias entre ellas y aprovechar mejor el agua y los nutrientes, aunado a que
sus hojas se entrecruzan, creando un microclima, conservando la
humedad y evitan el paso de la luz solar, reduciendo el crecimiento
de malezas.
2.
Uso de abonos orgánicos.
Para un huerto productivo deben
emplear abonos orgánicos como composta, vermicomposta y
lixiviados
de
humus
de
lombriz.
No
deben
usar
fertilizantes
químicos ni plaguicidas.
3.
Siembra cercana.
La siembra de semillas o plántulas se hace de
manera hexagonal. Las distancias entre plantas deben permitir que
sus hojas se toquen cuando sean adultas, no dejando espacios descubiertos.
4.
Asociación de cultivos.
Evita el agotamiento del suelo y limita el desarrollo de plagas y
enfermedades. Se recomienda asociar ajos y cebollas para el control de hongos, debido a sus efectos
fungicidas.
5.
Integralidad.
Este principio considera que los cuatro anteriores son un todo. Si se usan por separado,
en una o dos temporadas de cultivo agotará el suelo. Por ejemplo, si usan la siembra cercana sin la
doble excavación, las plantas serán débiles y enfermizas; si usan una cama doble excavada, con
siembra cercana, pero sin abonos orgánicos agotaran el suelo rápidamente.
6.
Aporte de materia orgánica.
Para aportar materia orgánica a la cama biointensiva, distribuyan el
área de siembra de la siguiente forma: 60% de granos y cereales; 30% cultivos de raíz y 10%
vegetales cuyo órgano de consumo son sus partes aéreas; las especies deben ser acorde a las
condiciones de clima de su localidad.
Doble excavación.