SECUENCIA 5
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Identifiquen aquellos aspectos que se relacionan con el erotismo y subráyenlos.
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Piensa en otros ejemplos, seguramente puedes agregar otras sensaciones y compor-
tamientos porque los estás experimentando; ¿qué otras cosas haces para agradar a
quien te gusta? No es necesario que compartas tu respuesta.
Para conocernos mejor
A esta edad, debes tener en cuenta que en las relaciones de noviazgo no es suficiente con
la atracción física o con pensar que la otra persona te quiere y está enamorada de ti. El
conocimiento mutuo y la construcción de relaciones basadas en el respeto, en la confianza
y en el diálogo son más importantes. Por eso, hay que explorar las formas de ser de cada
quien, sus intereses, gustos, maneras de pensar, así como aprender a comunicarse
e intercambiar ideas con otras personas.
También es útil investigar cómo vivieron otros jóvenes en épocas pasadas la etapa del
noviazgo, e incluso nuestros padres o parientes, para identificar aquellos rasgos que son
positivos y evitar reproducir los que afectan la calidad de vida de las personas.
5.
Lee las siguientes narraciones y utiliza tu tarea para completar el cuadro:
SESIÓN 43
A mi esposa solamente le hablé
en dos ocasiones antes de casar-
nos. Recuerdo que sus padres
eran muy estrictos, bueno, todos
en esa época. No la dejaban ni
un momento sola. Yo me ponía
en la esquina de la tienda para
verla pasar. Una vez ella me son-
rió. Su mamá se dio cuenta, la
pellizcó y le dijo que no anduvie-
ra de ofrecida.
Para proponerle matrimonio le
aventé una carta por la ventana,
y así fue como nos casamos.
Yo nací en otra época distinta de la de
mis tías. Mi primer novio lo tuve a los
15 años, mi mamá me decía que estaba
muy chica, que me cuidara para no sa-
lir embarazada y que no me fuera a
casar tan jovencita como lo hizo ella,
que era muy importante conocer a la
persona con la que una quiere vivir, ya
que no basta con una platicadita como
le sucedió a ella.
Ahora ando con un muchacho un poco
mayor que yo, pero todavía no me
pienso casar.
Quiero conocerlo un poco más y des-
pués veremos si queremos vivir juntos.
Mis papás sí me deja-
ban platicar un ratito,
pero en presencia de mi
hermano
mayor.
Antes
de casarnos, mi esposo
no podía agarrarme de
la mano y nunca pudo
entrar a mi casa. Mi pa-
dre decía que a la casa
solamente iba a entrar
el hombre que me hu-
biera llevado al altar.
Así se conocieron mis…
Una tarea…
¡Recuérdala!
Pregúntale a tu mamá, papá o a ambos cómo se conocieron, si tus abuelos los
dejaban platicar y salir juntos.
Si prefieres preguntarle a una tía o tío hazlo; lo importante es que le preguntes
a una persona que vive o vivió en pareja.