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El comal le dijo a la olla:
—¡No se arrime! ¡Fuchi, fuchi!
Se lo he dicho a mañana, tarde y noche
y no hay modo que me escuche.
Mas la otra replicó metiendo bulla:
—¡Ay rascuache! ¡No me
juya
!
¡Si lo agarro lo convierto en tepalcates
y ni ánimas que grite pa’ que venga la patrulla!
El comal miró a su pareja:
—¿Qué
dijites
? ¡Ya estÁs vieja!
¡Si no puedes con la sopa de quelites,
mucho menos con lentejas!
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Soler ri rí
,
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Y la olla contestó como las bravas:
—¡Mire, joven, puras habas!
¡Hace un siglo que te hizo el alfarero
y ni Ánimas que ocultes los cien años
que te tragas!