Todos los miembros de una localidad estamos igualmente obligados  
—en consideración con la edad y condición de cada individuo— a proteger 
el patrimonio que nos da identidad y pertenencia, a cuidar y enriquecer los 
bienes que nuestros padres y abuelos nos enseñaron a amar.
Es bueno tener tradiciones y saber preservarlas. En ocasiones es necesario 
cambiarlas. Las costumbres y tradiciones se han construido a través del 
tiempo en la vida de muchas generaciones. Entonces, puede ocurrir que lo 
que fue útil y facilitó la vida hace cien o doscientos años, hoy ya no lo sea.
Para que las tradiciones puedan preservarse y sobrevivir son necesarios 
algunos cambios. Por ejemplo, sigue viva la costumbre de comer ciertos 
platillos de preparación laboriosa, como el mole, pero hoy tenemos 
instrumentos de cocina que antes no existían y facilitan su preparación en 
menor tiempo.
Cada generación recoge y realiza una tradición o costumbre según 
sus posibilidades y su forma de vida. Lo importante es practicar lo más 
valioso, lo que da origen a las tradiciones y costumbres: estar juntos y 
saber vivir unos con otros.
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¿Conoces estas plantas?