A fines del siglo 
XIX
y principios del 
XX
, 
las maderas preciosas fueron uno de los 
recursos más explotados en la entidad.
¿Sabías que…?
Algunos de los 
terrenos denunciados 
como sin dueño, 
sí lo tenían, pero 
la ambición de los 
compradores los 
llevó a apoderarse 
de esas tierras, ya fuera 
porque eran más fértiles o porque, al 
dejar a los campesinos sin su medio de 
subsistencia, los obligaban a emplearse 
como asalariados. 
Se buscó impulsar la producción agrícola, ganadera, minera y 
forestal, especialmente la que demandaban las sociedades de 
Europa y Estados Unidos, con las que ya se comerciaba.
Para reactivar el campo, en Tabasco se dictaron leyes y 
reglamentos que facilitaban a los campesinos y hacendados la 
adquisición de las tierras que estaban sin trabajar. Estas leyes 
provocaron que terrenos enormes quedaran en posesión  
de pocas personas, pues la mayoría de los tabasqueños era 
gente pobre y no podía comprarlos.
Cuando se descubrieron sustancias químicas para teñir las 
telas, el palo de tinte comenzó a perder valor comercial; no 
así los árboles de maderas preciosas y el hule, que tenían gran 
demanda en los mercados extranjeros, principalmente de 
Francia, Inglaterra y Estados Unidos.
Los troncos de los árboles de maderas preciosas, como la caoba 
y el cedro, se colocaban en las aguas de los ríos y éstas los 
arrastraban hasta su salida al mar, donde eran trasladados en 
grandes embarcaciones al extranjero. En esta fotografía de la 
época puedes observar cómo se hacía ese trabajo.
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Mi entidad de 1821 a 1920