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BLOQUE CUATRO
los cielos sin fenecer.
125
Sufrió sed por nos hartar
de aguas de vivas fuentes.
No hay quien pueda imaginar,
ni pensar,
sus obras tan excelentes.
130
Los muertos resucitaba,
los mudos hablar hacía,
toda enfermedad sanaba.
Siempre, siempre predicaba.
Todo el pueblo le seguía.
135
DIONISIO:
¡Oh, principio principal!
¡Oh, causa rima y primera!
Sufres Tú pena mortal
por el mal
de aquella antigua dentera.
140
PEDRO:
Pues si le vieras orar
acuesta noche en el huerto
y con suspiros llorar
y viva sangre sudar,
De angustias cayeras muerto.
145
DIONISIO:
Con esa sangre, por cierto,
limpiaba nuestras mancillas.
PEDRO:
Vino luego un desconcierto
muy despierto
de judíos en cuadrillas,
150
con linternas y candiles,
con armas, lanzas, lanzones.
Mil ribaldos y aguaciles,
mil linajes de hombres viles,
mil verdugos, mil sayones,
155
con tumulto y con estruendo,
con gritos y vocería,
mil barahúndas haciendo,