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BLOQUE SEIS
VILLASANTA.- (
Leve inclinación irónica
.) Será un placer.
ESQUILACHE.- El que no quiera cambiar con los cambios del país se quedará solo.
VILLASANTA.- (
Ríe
.) No será otro acto de hipocresía, marqués.
..
ESQUILACHE.- ¿Por qué iba a serlo?
VILLASANTA.- Vamos, señor ministro. Supongo que no ignora que el pueblo está arrancando los bandos
de capas y sombreros. No parece que quiera cambiar mucho.
..
(
El Cesante entra por la segunda derecha y va a pasar de largo. Repara en algo que hay en la pared donde pegaron el
bando y se vuelve a leerlo, muy interesado. El Ciego no se mueve, pero sonríe
.)
ESQUILACHE.- (
Después de un momento
.) El pueblo sabe aún muy poco.
.. Y quizá es ahora fácil presa de
perturbadores sin ocupación.
.. Tal vez de protegidos sin trabajo. (
Se miran fjamente. Esquilache agita dos
veces la campanilla y dice secamente
.) Siento no poder atender a su petición, duque. No sería honesto.
Fuente:
Consultado el 20 de noviembre de 2014.
Los buenos días perdidos
Antonio Gala
Puedes leer un fragmento de esta obra que establece una situación dialogada entre una madre, su hijo
el sacristán, que fue expulsado del seminario por su incapacidad, la mujer de éste, tonta y bondadosa,
procedente del mundo del circo, y un cuarto personaje, antiguo compañero de seminario del sacristán,
que irrumpe en la familia y remueve el lodazal en el que está sumida. Su inFuencia sobre cada uno de los
personajes hará que se modi±quen sus tristes destinos.
Consuelito
se suicidará, Cleofás al ±nal tomará conciencia de su situación degradada y la madre (Hortensia)
quedará sumida en un callejón sin salida al que la han llevado sus egoísmos. Lorenzo, el compañero del
sacristán, se acabará descubriendo como un chulo vulgar, al que Gala retrata con suma crueldad y dureza.
La degradación de los personajes ocurre en un espacio escénico más degradado todavía: la antigua capilla
de Santo Tomé situada en una iglesia del siglo XVI y convertida burdamente en vivienda del sacristán. En
la vivienda, el sacristán presta servicios de peluquería para compensar la pequeñez de su sueldo. La casa
está llena de electrodomésticos y muebles de formica de mal gusto con el objetivo de producir dentera
al público sólo con verlo.
El
fragmento que va a continuación es el principio de la obra y se conocen Lorenzo y Consuelito.
Consuelito
está sentada escarchando con plata unas estrellas de cartón para venderlas. Lorenzo entra sin
que ella lo note, la mira, sube al campanario y hace sonar las campanas. Baja, se miran y Lorenzo se va
acercando a Consuelito.
LORENZO.- Buenos días.
(
Consuelito responde con un sonido vago y asustado, y se deja caer sobre su silla. Lorenzo para tranquilizarla,
inicia un gesto de apoyar la mano en la cabeza semiplateada de Consuelito. Ella se encoge de hombros, como quien
espera un golpe. Lorenzo aparta la mano
.)
CONSUELITO.- No; no quite usted la mano todavía. (
Pausita
.) Ya puede. Gracias.
LORENZO.- ¿Qué hace?
CONSUELITO.- (
Todavía nerviosa
.) Estrellas.
.. ¿O no parecen estrellas?