Cuaderno de actividades de aprendizaje /
Literatura II
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ESQUILACHE.- ¿No podría usía facilitarle algún otro en Extremadura?
VILLASANTA.- Usía dijo que deseaba atender mi petición.
ESQUILACHE.- (
Se sienta
.) Consideremos el asunto, duque. La reducción del personal era una medida
necesaria. Las oFcinas públicas se ahogaban bajo el peso de tanto.
.. protegido. Son gentes que nunca
debieron salir de sus pueblos. Usía pensará que se puede hacer una excepción, pero habría que hacer
tantas.
.. Casi todos los expulsados eran.
.. protegidos.
VILLASANTA.- De modo que se niega usía.
ESQUILACHE.- Lo deploro sinceramente.
VILLASANTA.-
(
Después de un momento
.) He debido recordar que en estos tiempos los favores se reservan
para otros. A nosotros se nos dedican ya solamente bellas palabras Fngidas.
ESQUILACHE.- (
Ríe levemente
.) ¿Me acusa de hipócrita? (
Se levanta y pasea
.) Pues bien è vero. Pero ¿qué
es un hipócrita? Pues un desdichado que sólo acierta a tener dos caras. En el fondo, un ser que disimula
mal, a quien insultan con ese epíteto los que disimulan bien. El hipócrita Esquilache tiene que mentir,
pero miente mal y es detestado. No es uno de esos hombres encantadores que tienen una cara para cada
persona: él sólo tiene dos y se le transparenta siempre la verdadera.
.. (
Grave
.) La verdadera es la de un
hombre austero que, si entra en el juego de las dádivas y de los halagos, nada quiere para sí. La de un
hombre capaz de enemistarse con toda la nobleza española si tiene que defender cualquier medida que
pueda aliviar la postración de un país que agonizaba.
VILLASANTA.- Y que tiene que afrancesarse para revivir, ¿no?
ESQUILACHE.- Por desgracia, es verdad. ¿Cree que soy enemigo de lo español? He aprendido a amar a esta
tierra y a sus cosas. Pero no es culpa nuestra si sus señorías, los que se creen genuinos representantes del
alma española, no son ya capaces de añadir nueva gloria a tantas glorias muertas.
..
VILLASANTA.- ¿Muertas?
ESQUILACHE.- Créame, duque: no hay cosa peor que estar muerto y no advertirlo. Sus señorías lamentan
que sus principales ministros sean extranjeros, pero el rey nos trajo consigo de Italia porque el país nos
necesitaba para levantarse. Las naciones tienen que cambiar si no quieren morir deFnitivamente.
VILLASANTA.- ¿Hacia dónde? ¿Hacia la Enciclopedia? ¿Hacia la “Ilustración”? ¿Hacia todo eso que sus
señorías llaman “las luces”? Nosotros lo llamamos, simplemente, herejía.
ESQUILACHE.- (
Se estremece
.) No hay hombre más piadoso que el rey Carlos y usía sabe que no toleraría
a su lado a quien no fuese un ferviente católico.
VILLASANTA.- Sin duda por eso han apagado sus señorías las hogueras del Santo OFcio.
ESQUILACHE.- (
Después de un momento
.) Hemos apagado (
Recalca
.) cristianamente las hogueras del Santo
OFcio porque nuestra época nos ha enseñado que es monstruoso quemar vivo a un ser humano, aunque
sea un hereje. El inFerno es un misterio de Dios, duque: no lo encendamos en la tierra.
VILLASANTA.- Blanduras, marqués. Blanduras tras las que se agazapan la incredulidad, y que nos traerán
lo peor si no lo cortamos a tiempo.
ESQUILACHE.- ¿Lo peor?
VILLASANTA.- (
Se levanta
.) La desaparición en España de nuestra Santa Religión.
ESQUILACHE.- (
Ríe
.) Mal confía en ella si cree que puede desaparecer tan fácilmente. Le aseguro que
dentro de uno o dos siglos, a los más intransigentes católicos no se les ocurrirá ni pensar en quemar por
hereje a un ser humano. Y no por eso la religión habrá desaparecido. Puede que esos católicos se crean
sucesores directos de sus señorías; pero en realidad serán nuestros sucesores. Y ése es todo el secreto:
nosotros marchamos hacia adelante y sus señorías no quieren moverse. Pero la Historia se mueve.
VILLASANTA.- Es fácil hablar del futuro sin conocerlo.
ESQUILACHE.- Como usía, aventuro mis pronósticos. ¿Quiere que le dé otro?