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Analizas los fundamentos de la racionalidad humana
en el contexto del pensamiento clásico griego
Porque al concebir su misión de esta manera renovada, además de revitalizar
la Filosofía, Sócrates puede ser considerado como el verdadero fundador de la
educación
, en su sentido más riguroso y noble.
Ciertamente, con los so stas ya había comenzado algo parecido a la educación.
Pero sólo en el sentido de una actividad que tenía como propósito primordial la
transmisión de un saber (principalmente la retórica). Los jóvenes adquirían los
conocimientos prácticos necesarios para ejercer un o cio observando directamente
a las personas instruidas y experimentadas. En cuanto a la formación moral, la
obtenían escuchando los poemas de Homero y algunos otros poetas, en los que se
les daban a conocer, exaltándolos, los ejemplos de destreza, dominio de sí y amor
a la patria
ofrecidos por los héroes semidivinos que aparecen en ellos (Aquiles,
Héctor, Ulises, entre otros).
Recordemos que para Sócrates,
la misión de la Filosofía era ayudar a los
hombres a descubrir la verdad por sí mismos. Con ello renovó no nada más la idea
predominante de Filosofía, sino también el concepto de educación.
Porque para
él la nalidad
de la educación (que los griegos llamaban
paideia
) ya no será el
aprendizaje de unas técnicas manuales o de convencimiento, sino nada más y nada
menos que el perfeccionamiento del hombre. En efecto, Sócrates proclama que la
educación
(la paideia)
es el proceso, el esfuerzo, por el que el hombre puede y debe
perfeccionarse a sí mismo.
Y como tal, es una tarea para toda la vida.
Ahora, ese esfuerzo por perfeccionarse necesariamente requiere que se conozca la
verdad; y la Filosofía, al ser
la actividad por la cual la verdad puede ser descubierta,
es entonces parte fundamental de toda educación. Es más, podríamos decir sin
exagerar que en Sócrates Filosofía y educación son una y la misma cosa. Ambas
responden a la misma consigna,
misión, y mandato: “Conócete a ti mismo”. La actitud
de Sócrates es también uno de los más cautivadores
ejemplos de lo que llamamos
hoy
humanismo
. Pues su punto de partida
es su optimismo, su
fe en el hombre,
en su capacidad para descubrir la verdad y perfeccionarse de acuerdo con ella.
Porque, y esta es una de las ideas más importantes de Sócrates, al hombre le basta
con conocer verdaderamente el bien para actuar conforme a él. El conocimiento
del bien, y la práctica del bien, son para Sócrates la misma cosa. “Nadie hace el
mal a sabiendas”, es otra de sus frases más expresivas e interesantes. El mal es
ignorancia.
Por supuesto, a muchos de sus contemporáneos les pareció que Sócrates se
equivocaba en esto, que se dejaba llevar por su optimismo, por su fe en la humanidad.
Les parecía escandalosamente claro que el mundo estaba lleno de personas que
hacían cosas malas, aun sabiendo que eran malas. Incluso reconocían, al igual que
quizás lo hacemos nosotros cuando nos inspeccionamos con sinceridad, que ellos
mismos frecuentemente caían en la misma situación.