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Analizas la transición que va de la cosmología medieval
a los problemas de la modernidad
B
loque
III
Actividad de aprendizaje 13
Imagina que no eres un ser humano, sino una mosca, un camaleón, un águila o
una hormiga. ¿Crees que percibirías la realidad del mismo modo en que la percibes
como ser humano? ¿Piensas que conocemos la realidad “tal como es” o la conoce-
mos “tal como podemos conocerla siendo seres humanos”?
Presenta tu refexión
a tus compañeros bajo alguna forma de representación artística y explícala en ple-
naria.
El segundo costo es que, sin en el planteamiento de Kant, conocer es siempre sin-
tetizar lo que ofrece la experiencia con las formas de nuestras mentes, entonces no
podemos conocer aquellas cosas que (como Dios, el alma o la libertad), no ofrecen
ninguna experiencia sensible alguna. Por eso, para Kant, la Metafísica que estudia
dichas realidades trascendentes no es posible como ciencia. Notemos sin embargo,
que Kant no está aFrmando que no haya Dios o que la libertad sea una ilusión; lo
que sostiene es que de esas realidades no se puede hacer ciencia teórica como se
hace de los objetos de la Física o la Matemática. ¿Cómo puede entonces acceder-
se a temas como Dios o la inmortalidad? Kant propondrá que ello es posible en el
segundo uso de la razón (y tema de la segunda
Crítica
): en el ámbito práctico.
Justamente al darse cuenta de los límites para conocer, el hombre se puede aso-
mar a dichas realidades trascendentes. En la crítica de la razón práctica, la razón
se piensa a sí misma como libre en un mundo inteligible, no traspasa los límites que
ella misma se ha impuesto en el mundo sensible. Como lo aFrma Kant: “El mundo
inteligible no es más que un punto de vista que la razón se ve forzada a tomar fuera
de los fenómenos”. Podemos decir que la razón en lo práctico se ocupa del sujeto,
ese es el modo en que conociendo lo más inmanente, nos encontramos con lo tras-
cendente.
El conocimiento del ser humano es, pues, fundamental para Kant. Y el hombre es
considerado como libre y autónomo.
La Floso ía de la libertad es piedra angular en la Floso ía kantiana porque concibe
al hombre, más allá de un simple animal racional, como animal esencialmente libre.