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Adviertes la condición humana derivada
de la Filosofía posmoderna
B
loque
IV
En efecto, si sólo vemos las cosas como medios para lograr nuestros Fnes, no las
estamos viendo como realmente son. Heidegger consideraba que el arte (y de modo
muy especial, la poesía) permitía revelar la verdad de las cosas; la mirada artística,
tanto la de quien crea el arte como la de quien lo aprecia, es la única oportunidad
que tiene el hombre para entrar a una verdadera relación con el Ser, al margen de
sus necesidades y proyectos. Porque la mentalidad
técnica considera todo
como
herramienta o como recurso, y, si bien es indispensable e inevitable, se interpone
entre nosotros y
el Ser, según Heidegger.
Por todo esto, Heidegger estimó que era necesario inventar un nuevo concepto
para pensar sobre lo que es el ser humano. En este libro, hemos aprendido algunas
palabras o expresiones importantes en la historia de la Filosofía (
logos, nous,
mayéutica, cogito ergo sum,
etcétera). Veamos una más, inventada por
Heidegger
´para describir al
ser humano de un modo
más realista y preciso; y
más adecuada
que el concepto del
yo
.
Heidegger llamó al hombre el “Ser-ahí” (traducción de
Dasein
,
palabra alemana compuesta: da (ahí) +
Sein
(ser) =
Dasein
, “Ser-ahí”). Consideró
que esa expresión resumía mucho de lo que ya hemos visto: que el hombre existe,
(es parte del Ser)
pero no en el Ser en abstracto, sino siempre en un tiempo, un
lugar y una cultura especíFcos; es decir, siempre
es
en un
ahí
determinado. (Hay
que aclarar que en la obra de Hegel ya se encuentra el término
Dasein
, pero sólo
con Heidegger llega a ser uno de los principales conceptos FlosóFcos de los últimos
siglos).
Una de las características más importantes del
Ser-ahí
es que es el único ser que
se pregunta: ¿qué es el Ser? Es decir, es algo así como la parte del Ser que puede
conocer al Ser, a condición de, entre otras cosas, ir más allá de la mentalidad técnica.
Por otra parte, Heidegger nos dice que el estado básico del Ser-ahí es el cuidado,
o preocupación (
Dasein als Sorge
),
es decir, la inquietud por el futuro. En nuestras
vidas concretas,
lo normal es estar preocupados por la satisfacción de nuestras
necesidades, la solución de nuestros problemas, el cumplimiento de nuestras
obligaciones, etcétera. Para nuestro autor es importante señalar esto, porque la
Filosofía moderna había considerado, de nuevo erróneamente, según él,
que el
hombre era ante todo pensamiento (es decir, un yo que piensa), cuando un análisis
profundo de la condición humana, de los hombres y mujeres tal como hemos existido
siempre,
revela que el ser humano es, ante todo, preocupación. Y por ello, nuestra
experiencia inmediata, espontánea, del mundo, no es , como pretendían Descartes
o Hegel, por ejemplo, un conjunto de sensaciones o datos reportados por nuestros
sentidos, sino nuestras ideas y sentimientos sobre lo que será el futuro, sobre lo
que debemos hacer, el modo de hacerlo, etcétera. Heidegger es así uno de los
pocos Flósofos que se han esforzado por hacer partir su ilosofía de la situación
real, de la experiencia cotidiana de las mujeres y los hombres de carne y hueso,
no de las sensaciones o las ideas, que consideraba ser
abstracciones
a las que
sólo se accede tras complicados esfuerzos que requieren aislarse del mundo para
“pensar”. Por eso su in²uencia ha ido más allá de la ilosofía, hasta los terrenos de
las Ciencias Sociales y la Psicoterapia.