3.2 La danza y la experiencia de grupo. 
La danza es una excelente oportunidad para estrechar los lazos entre los miembros de un 
grupo. Recuerda que la danza con fines rituales, además de servir para comunicarse con las 
divinidades, sirve como forma de relación entre los miembros de la comunidad. ¿Pero cómo 
puede la danza hacer que surja una experiencia de comunidad en un grupo? 
Al danzar, los bailarines se conectan uno con otro y se comunican con sus cuerpos. Esto 
produce una sensación de comunión grupal. El investigador y coreógrafo Rudolph Laban ha 
llamado a esta sensación “alegría del movimiento”. 
Foto: Christa Cowrie, “Carbone 14”, en 
La vida de la escena: la escena de la vida. Obra fotográfica
, 
México, INBA/CENIDI-Danza, 2005. 
Esto no siempre ocurre, sólo cuando nuestro cuerpo se armoniza con los demás, es posible 
sentir la “alegría del movimiento”. Una forma de buscarla es crear un coro de movimiento. El 
coro de movimiento es parecido a un coro musical, en el que cada cantante aporta su propio 
tono de voz, pero la armoniza con todo el coro. (Laban, cit. por, Ferreiro y Lavalle, 2006) 
En un coro de danza, los participantes se organizan de acuerdo con sus preferencias de 
movimiento. El respeto a las preferencias personales fomenta la colaboración entre todos, pues 
todos contribuyen a la creación con su propio movimiento. Al mismo tiempo, cada bailarín 
coordina sus movimientos con los de todo el grupo. 
Lo primero que haremos será identificar nuestras preferencias de movimiento, para lo cual 
experimentaremos los factores de movimiento: tiempo, espacio, energía y flujo. Y luego con las 
calidades de movimiento a partir de la combinación de los tres factores. 
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