2.1 La técnica vocal
La técnica vocal es un conjunto de ejercicios para entrenar la voz que incluyen la
relajación, la respiración y la vocalización. De la misma manera como un deportista
debe calentar y practicar antes de su entrenamiento o competencia, es necesario
acondicionar la voz antes de cantar para obtener los mejores resultados.
A continuación se recomiendan una serie de ejercicios para realizarse como
preparación al canto. Además de contribuir a desarrollar la voz, estos ejercicios
ayudarán a sentirse relajado, a respirar eficientemente y a mantener una buena postura.
Estos ejercicios deben realizarse en grupo, al inicio de cada clase de canto. Es
conveniente repetir cada ejercicio dos o tres veces.
Ejercicios de relajación.
1. Iniciar de pie, con el cuerpo derecho, los pies juntos, la cabeza recta y las manos
libres. Dejar que los brazos caigan a los lados del cuerpo. Mover los dedos de
ambas manos durante cinco segundos. Sin dejar de mover los dedos, levantar
los brazos y estirarlos, queriendo alcanzar el techo. Bajar los brazos y dejar de
mover los dedos.
2. Subir los hombros intentando juntarlos al cuello, haciendo tensión. Dejarlos caer
súbitamente. Repetir dos o tres veces hasta sentir la diferencia entre los hombros
tensos y relajados. Recordar que, para cantar, los hombros deben estar
relajados.
3. En la misma posición de pie, sin mover el resto del cuerpo, mover lentamente el
cuello y la cabeza de esta forma: derecha, centro, izquierda, centro, derecha,
centro, izquierda, centro, arriba, abajo y al frente. El movimiento debe ser lento,
continuo y debe durar lo mismo en cada posición.
4. Masajear la mandíbula con ambas manos. Colocar los dedos en la parte baja de
los cachetes, sobre las mandíbulas, y dar masaje con un movimiento circular.
Abrir la boca como si bostezaran sin dejar de masajear. Bajar los brazos y relajar
la boca.
Ejercicios de respiración.
1. De pie, con el cuerpo derecho, los pies juntos, los hombros relajados, colocar
una mano en el abdomen a la altura del ombligo. Respirar de manera suave y
profunda, sin levantar los hombros, y sentir cómo llega el aire hasta el lugar
donde está apoyada la mano. Sentir cómo se mueve la mano. Después, sin dejar
de tocar el abdomen, inspirar de manera profunda, muy despacio. Sentir cómo se
empuja la mano desde dentro. Enseguida, espirar poco a poco, soltando el aire
lentamente.
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