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Al tomar apuntes, se recomienda utilizar palabras de uso habitual. La mejor
manera de saber que está entendiendo la explicación del maestro, es
utilizando las propias expresiones de forma sencilla y clara. En caso de que
haya palabras cuyo significado no conozcan, es necesario que al margen de
sus anotaciones escriban su significado.
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Cuando se trata de definiciones, éstas deben ser breves y se deben
transcribir “al pie de la letra”. Ayuda a su comprensión anotar ejemplos o
reflexiones sobre ellas, lo que permite relacionar los contenidos con otros ya
conocidos o con algún hecho cotidiano.
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Inventar un código propio de señales de puntuación o abreviaturas que
facilite la escritura de los apuntes, por ejemplo sustituyendo palabras por
símbolos: por (X), más (+), menos (-), mayor (
>
), menor (
<
), que (q),
etcétera; eliminando algunas vocales: tng exmn prox. jvs. (tengo examen el
próximo jueves); o sustituyendo terminaciones habituales por signos o
números: fácilmente (fácil/), separados (separa2), etcétera.
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Si al revisar los apuntes de la clase hay cosas que no se comprenden, se
sugiere anotar un signo de interrogación y preguntar al maestro o a algún
compañero.
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Completarlos con la revisión de los libros, apuntes y notas de la asignatura,
elaborando resúmenes, esquemas y mapas conceptuales.
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Al terminar la clase, revisen lo apuntado. Es importante hacerlo antes de
que se olvide lo visto en ella. Esta revisión da la oportunidad de corregir los
errores, comparar los apuntes con los de los compañeros o con los textos
recomendados por el maestro.
Orden y limpieza
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Los buenos cuadernos de apuntes son los que presentan orden y limpieza,
lo cual no significa pasarlos en limpio en caso de tener borrones o
tachaduras. La recomendación es escribir con letra clara.
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Para destacar las partes más importantes, pueden emplearse colores y el
subrayado, así como destacar los títulos y subtítulos.
Los apuntes son útiles cuando se revisan, completan y estudian. Se puede tener
unos buenos apuntes (limpios, ordenados, claros, sencillos) pero poco útiles si sólo
sirven para ser archivados.
La habilidad para tomar apuntes depende de los procesos de aprendizaje facilitados
por los profesores. Esta habilidad a veces se resume en la reproducción de los textos
elaborados por el profesor. Puede, en cambio integrar todos los mecanismos de
comprensión, análisis y síntesis.
Michel Saint-Onge (2000),
Yo explico pero ellos
¿aprenden?,
p. 75.