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Se dice que la motivación es la fuerza que existe dentro y fuera de nosotros. Es la que te 
estimula a hacer cosas; por ejemplo, el ánimo, el reconocimiento e incluso la crítica 
positiva o constructiva que uno mismo hace sobre el desempeño o, bien, que otras 
personas hacen de éste, pueden motivarnos y activarnos para dar un mejor esfuerzo en lo 
que se realiza. 
Esto no siempre es así, hay ocasiones que se muestra desinterés a todo, y sólo se tiene 
hambre o se desea estar con los amigos. A pesar de ello, se está atendiendo a una 
motivación o necesidad interna como es el hambre o el sentirse acompañado.  
Todos los seres humanos tenemos necesidades. Abraham Maslow, psicólogo y 
filósofo estadounidense, plantea que el ser humano está motivado por cierto número 
de éstas, las cuales clasificó de la siguiente manera: 
m
Fisiológicas.
Son las que se relacionan con la sobrevivencia del individuo, es 
decir, las condiciones primordiales o básicas para la vida: alimentación, abrigo, 
respiración, descanso o sueño, aliviar el dolor, etcétera. 
m
Seguridad.
El 
ser 
humano 
busca 
alejarse 
del 
peligro, 
desea 
protección, 
estabilidad, situaciones conocidas y familiares con la intención de evitar el miedo, la 
ansiedad, el caos, la confusión o la inseguridad. 
m
Sociales.
El amor, pertenencia o afecto se refieren a las relaciones interpersonales 
o de interacción social. Algunos ejemplos son tener buenas relaciones con amigos 
y otras personas; tener una pareja; recibir y dar afecto; pertenecer y ser aceptado 
dentro de un grupo social; tener un ambiente familiar adecuado y participar en 
actividades sociales, etcétera. 
Figura 1.1. La falta de motivación puede reflejarse como desinterés o aburrimiento. Descubrir 
nuestras fortalezas y desarrollarlas nos permite identificar nuevos intereses o renovar los que 
ten amos. 
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