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Sesión 77. Chayote
Propósito
Describirán el proceso productivo de los chayotes y, en función de las condiciones de su comunidad,
experimentarán su cultivo.
Cómo cultivar chayotes
En México existen tres variedades de chayotes: el común, el erizo y el blanco.
El chayote común es un fruto periforme de color verde, con la piel delgada y comestible, de pulpa verde
blanquecina, de sabor delicado y suave. Se puede encontrar prácticamente durante todo el año.
El chayote erizo o chayote espino se caracteriza por ser un fruto verde oscuro
con la piel gruesa cubierta en toda su extensión de espinas, de forma globosa,
de tamaño mayor al anterior, que generalmente rebasa los 500 g; su pulpa es
de color verde oscuro, ligeramente más clara que la piel, con sabor delicado,
pero un poco más intenso que el del chayote común.
El chayote blanco o amarillo es un fruto más pequeño que el chayote común
que no alcanza una longitud mayor a los 12 cm, es un producto que se localiza
básicamente en los mercados del centro del país y no es muy popular.
Generalidades para el chayote.
Es una hortaliza perenne de la familia de las cucurbitáceas, posee
hojas cubiertas de vello, desarrolla las flores femeninas y masculinas en la misma planta, se caracteriza
por ser trepadora y sensible al frío. Se debe cultivar en suelos fertilizados, bien regados y drenados con
alto contenido de materia orgánica y en climas de templados a cálidos (rango de temperaturas de 20 a 30
ºC), y no soporta las heladas. Se recomienda sembrarlo en los primeros días de la primavera, cuando ya
no hay peligro de heladas tardías.
El cultivo se desarrolla mejor en terrenos situados en alturas que vayan de 1 000 a 1 200 m sobre el nivel
del mar, aunque en casos como los del Valle de México, situado a 2 235 m sobre el nivel del mar, el
chayote erizo se reproduce con buenos resultados.
Es un cultivo que no se ve afectado seriamente por enfermedades y en caso de ataque de pulgones,
éstos se pueden eliminar manualmente o rociar las hojas con insecticidas naturales como uno preparado
a base de una infusión de tabaco, ajo, cebolla y jabón de pasta (no detergente).
El tiempo transcurrido entre la plantación y la cosecha va de los cuatro a los cinco meses. El fruto debe
recogerse cuando está tierno, sin esperar a que se endurezca.
Para disponer de semillas se pueden apartar frutos escogidos de buen
tamaño y sin lesiones aparentes. La semilla se localiza en el centro del
fruto y no se puede separar del resto del mismo, hasta que el sistema
radical esté bien desarrollado, ya que presenta el fenómeno de la
viviparidad (la semilla germina y crece abasteciéndose de su propia
energía, mientras aún se encuentra adherida a su madre para luego
desarrollarse autónomamente).
El chayote presenta raíces fibrosas y algunas de ellas se tuberizan en
los extremos, se reconocen como “chayotextle” o “chinchayoye” o
“chayotectli”, y son muy apreciadas como alimento.
El fruto es la parte comestible, aunque los tallos y las raíces lo son también. Las raíces se pueden
aprovechar para su consumo, después de dos años de haberse sembrado.
Cultivo de chayote
Semilla del chayote.