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Libro para el maestro
SECUENCIA 0
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Frin
Frin hizo el camino a la es-
cuela viendo el humito de 
su boca. La respiración es 
blanca o invisible. En otoño y en invierno es blanca. 
Concentrado en las formas que le daba su aliento llegó 
a la escuela. El patio ya estaba lleno de ruidos y chicos. 
Ni bien entró le llamó la atención uno que iba con una 
sudadera verde fosforescente. Se sonrió. ¿Quién podía 
ser tan tonto de ponerse eso para ir a la escuela? Se 
acercó a un grupo de los de su salón y preguntó quién 
era ése. 
—Uno nuevo, ¿viste la sudadera que trae?
—Sí, es verde loro. 
—No, verde radioactivo. 
Se reían. 
—Para colmo tiene esas rayas, porque si fuera lo 
verde nomás; pero tiene las rayas rojas en las mangas y 
unos dibujos atrás. 
El chico estaba solo, disimulando, como si leyera 
algo en un cuaderno que tenía en sus manos. En reali-
dad miraba el patio nuevo para él, el techo, los salones 
de clase, las maestras, los que corrían; y a ellos que lo 
miraban sin disimulo y sin ocultar que se reían. Enton-
ces él clavaba la vista en su cuaderno, como si allí hubie-
ra algo mucho más interesante que esta escuela nueva. 
En realidad estaba asustado y quería esconderse. 
Frin sintió el impulso de acercarse y saludarlo. Sin 
embargo le dijo a los demás: 
—Con esa sudadera debe gastar un montón 
de electricidad[…] debe llevar una batería en la 
mochila. 
Se rieron. Sonó el timbre. Los demás entraron a 
sus salones, ellos se formaron en el patio. El de verde 
caminó tímidamente y se puso último en la fila. Sin 
saludar y sin que nadie lo saludara. Frin estaba tra-
tando de inventar otro chiste. Apareció el de educa-
ción física, caminó hasta ellos, se detuvo al ver al 
nuevo[…] 
—Es nuevo, usted. 
—[…](hizo que sí con la cabeza). 
—… así que es nuevo. 
—… (volvió a asentir).
—¿Y cómo se llama?
—Lynko, señor. 
—… ahá, así que es nuevo.
—A ver, dígame… ¿cuánto le pagaron por iluminar 
la ciudad?
El grupo soltó la carcajada[…]
—¡Acá usamos sudaderas azules, ¿entendió?! ¡Azu-
les! ¡Vuelva a su lugar! 
Terminó de decir el profesor, con un tono como si 
estuviera diciendo cómo son las cosas en este planeta. 
Recién entonces algunos de los del grupo lo saludaron. 
En realidad, le hicieron alguna broma sobre la sudade-
ra verde; pero le estaban hablando por primera vez, y 
Lynko aceptó las bromas. 
Novela (fragmento)
Fuente: Luis María Pescetti.
Frin
. México: Alfaguara, 2002.
• 
Para leer
Lea en voz alta los textos 
Frin
y 
El cuaderno de Pancha
y 
solicite a algunos alumnos 
compartir con el grupo sus 
impresiones sobre lo que 
escucharon. 
(15 min.)