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El origen del crepúsculo
Cuenta una antigua leyenda tepehuana que cuando el tiempo no se contaba nació en estas tierras 
del actual estado de Durango el primer hombre que se llamó Sahuatoba, producto de la unión de 
la Estrella de la Mañana con el Rayo de la Tempestad y trasladado desde la región celeste por una 
enorme águila que lo depositó en el picacho más alto de la Sierra Madre Occidental. Fue alimentado 
en su tierna infancia por una venada que todos los días lo amamantaba. Cuando creció y se 
convirtió en un apuesto joven, una mañana de primavera al salir de la cueva donde vivía, miró que 
a un lado de la puerta había aparecido una enorme y hermosa planta de lirio que estaba dando una 
flor blanca de singular belleza y exquisito aroma, que lo invitó a cortarla de inmediato. En aquel 
instante, la flor se convirtió en una hermosa y linda mujer que cautivó a Sahuatoba con su belleza 
y juventud, a la que de inmediato Sahuatoba llamó Masada, que quiere decir “cielo”, y la hizo su 
esposa. Los dos vivieron momentos de excelsa felicidad y procrearon siete hijos, los cuales formaron 
siete parejas que, al crear siete tribus, se constituyeron en los primeros pobladores de la tierra.
La primera tribu se quiso establecer en un enorme y hermoso valle regado por dos caudalosos 
ríos donde estaba una rica montaña de plata y muchos años después los españoles le pusieron por 
nombre Valle de Guadiana; sin embargo, por más pesquisas que realizaron no encontraron persona 
humana a quién pedirle permiso para establecerse en el lugar y, suponiendo que el dueño de esa 
tierra era el sol que lo iluminaba todo con su luz, decidieron solicitárselo como propiedad de la tribu 
por ser los primeros que llegaban a habitarlo. 
La tribu se reunió en pleno, danzaron y cantaron al Sol toda la noche y al otro día por la mañana, 
cuando el sol asomó su rostro por el oriente, toda la tribu se postró de hinojos en tierra ante el astro 
rey pidiéndole la posesión de aquel valle, y como respuesta recibieron la negativa del Sol que se 
ocultó en un nublado que permaneció por muchos días. 
La tribu, ofendida, le declaró la guerra al Sol y comisionó al guerrero más valiente de sus huestes 
para que combatiera con el astro rey. Este hombre trepó a la montaña más alta que pudo encontrar 
y al atardecer de aquel día, cuando el sol tocaba con su disco de oro el filo de la montaña opuesta 
donde pretendía ocultarse, el guerrero tensó su arco apuntando la saeta al corazón del sol y disparó 
un dardo mortal que se perdió en la infinita magnitud de la distancia, pero éste llegó a clavarse en 
el corazón del sol, quien malherido cayó pesadamente detrás de las montañas y su sangre salpicó 
a las nubes pintándolas de rojo en aquel atardecer. La tribu danzó, cantó y oró toda la noche y al 
amanecer del siguiente día, confirmó que el dardo del valiente flechador se había clvado en el 
corazón del sol, quien continuaba sangrando y con su sangre pintaba al cielo de color rojo en todos 
los amaneceres y atardeceres. 
Por esta razón, los crepúsculos matutinos y vespertinos son muy bellos en la ciudad de Durango.
Glosario
Mitote.
Danza indígena en la que sus integrantes, agarrados de las manos, formaban un 
gran círculo en medio del cual ponían una bandera, y junto a ella una vasija con bebida, 
de la que bebían hasta que se embriagaban, mientras hacían sus mudanzas al son de un 
tamboril.
Peyote. 
Planta cactácea, de tamaño pequeño, que contiene una sustancia cuya ingestión 
produce efectos alucinógenos y narcóticos.