141
—No tenemos centavos —dijeron 
los envenenados—, pero pagamos 
con leña, pagamos con plátanos.
—¿Quién corta la leña?  Quién 
corta los plÁtanos? —dijeron los 
marineros.
—Llevo un viaje de chanchos a 
Los Chiles y si me entretengo se me 
mueren sofocados —dijo el capitÁn.
Cuando los de la lancha bajaron a tierra sólo 
ayes oyeron. Las dos familias que vivían en la isla, 
desde los viejos hasta las criaturas, se estaban 
muriendo envenenadas. Se habían comido una res 
muerta picada de toboba.
—¡Llévennos a Granada! —les dijeron. Y el 
capitÁn preguntó:
— Quién paga el viaje?