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Contenido 3
Las actividades económicas y los cambios 
en los paisajes durante el Porfiriato
Comencemos
J
ALISCO
PROGRESA
Durante el Porfiriato las ciudades crecieron y se modernizaron, 
situación que desde luego se observó en la ciudad de Guadalajara 
a donde el tren del progreso llegó el 15 de mayo de 1888, en medio 
del entusiasmo de una multitud y grandes fiestas organizadas 
para recibirlo. Debes saber que quienes venían en ese primer viaje 
del tren de la ciudad de México a Guadalajara, eran gente muy 
importante y todos traían un sombrero al que llamaban bombín; a 
los que viajaron y no pagaron su pasaje se les llamó gorrones. 
José María Muriá (dir.), 
Historia
de
Jalisco
, t. 3, Guadalajara, Unidad Editorial 
del gobierno de Jalisco-Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1982, p. 402.
La llegada del tren a Guadalajara mejoró la comunicación entre 
las ciudades de diferentes estados de la república, aumentó 
el comercio y permitió el traslado de personas de un lugar a otro.
El ferrocarril permitió transportar de una manera rápida y 
barata productos agrícolas como maíz, azúcar, algodón y lo que se 
producía en las diferentes entidades de la república.
¿Y el campo de Jalisco?
En el campo hubo grandes cambios. Se modernizaron las técnicas 
de cultivo con abonos y mejores herramientas. Sin embargo, 
los campesinos que no podían cultivar sus tierras tuvieron 
que venderlas. Los agricultores ricos fueron aumentando sus 
posesiones, convirtiéndose así en ricos terratenientes.
Jalisco también conoció la existencia de la gran propiedad 
latifundista, pero ésta no llegó a ser tan amplia, ya que las tierras 
se trabajaban en una unidad productiva de dimensión mediana 
llamada rancho.
Las haciendas y los numerosos ranchos colocaron a Jalisco 
en las primeras filas de productores agrícolas y ganaderos durante 
el Porfiriato.
El periódico de Guadalajara 
llamado 
Juan Panadero, 
del 17 
de mayo de 1888, narró la 
siguiente noticia.
La inauguración del 
ferrocarril
Anteayer a las 5 y 55 minutos de 
la tarde, llegó por fin el primer 
tren de pasajeros, conduciendo 
en cuatro vagones de primera 
y cinco carros Pullman cerca 
de 300 personas invitadas por 
el municipio de Guadalajara 
á las fiestas de inauguración. 
A esa hora las campanas 
hecharon á vuelo, el estallido 
del cañón y los vivas entusiastas 
de más de 40 000 espectadores, 
saludaron con júbilo á la que 
en nombre del progreso viene á 
abrirnos una era de prosperidad 
bienandanza… 
Citado en José María, Muriá (dir.), 
Historia
de
Jalisco
, t. 3, Guadalajara, 
Unidad Editorial del gobierno 
de Jalisco-Instituto Nacional de 
Antropología e Historia, 1982, p. 402.