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BLOQUE
IV
Durante el Porfiriato, el campo poblano produjo 
grandes cantidades de alimentos y productos agrícolas 
(cueros, fibras, tintes) que luego eran vendidos en Estados 
Unidos, Europa y América Latina. Junto con el mercado 
internacional creció también la demanda de alimentos y 
productos agrícolas en la misma república mexicana. Las 
ciudades estaban creciendo con rapidez y las poblaciones 
demandaban mayores cantidades de carne, cuero, 
granos, legumbres, fibras, leche y derivados. Además, los 
productores agrícolas obtuvieron apoyo del gobierno para 
conseguir financiamientos y mano de obra barata. 
Las haciendas
Los hacendados fueron los mayores beneficiarios de la 
riqueza del campo. Un hacendado era el dueño  
de una hacienda, es decir, una propiedad que contaba con  
una casa principal, viviendas para los campesinos, 
establos, corrales y grandes extensiones de tierra 
para cultivar. Las haciendas llegaban a ser verdaderos 
poblados, con su propia escuela e iglesia; también se 
cultivaban diferentes especies de granos y plantas, se criaba 
ganado y se elaboraban productos y alimentos con la 
materia que ahí mismo se producía, como ladrillos, tejas, 
quesos, cajeta, hilos de fibra de maguey o de algodón.
El trabajo en una hacienda requería, por lo tanto, de 
muchos campesinos y rancheros, quienes ofrecían su 
trabajo a los hacendados a cambio de comida y techo. Otras 
veces los hacendados rentaban las tierras a los campesinos 
para que éstos pudieran cultivar sus propios alimentos. 
Entre las principales haciendas del estado podemos 
nombrar la de Teziutlán, que se posicionó como un 
importante centro de producción de maíz, cebada y frijol. 
La de Huauchinango sobresalió por su caña de azúcar, 
café y cacahuate. Izúcar de Matamoros tuvo enormes 
Ciertamente, la elite porfiriana poblana gozó de muchos 
lujos durante este periodo: los hacendados y los dueños 
de las fábricas en Puebla se enriquecieron gracias a la 
explotación de los campesinos y obreros; se organizaban 
clubes y banquetes para que la alta sociedad poblana se 
divirtiera; se abrieron tiendas y almacenes selectos, y se 
construyeron casas esplendorosas decoradas con muebles 
y objetos traídos de Europa. Por otra parte, estaban los 
simpatizantes con la forma de gobernar de Porfirio Díaz, 
quienes apreciaban ante todo la paz y el orden que él había 
logrado imponer en el país tras siete décadas de guerras 
continuas (la guerra de Independencia, las continuas 
guerras civiles y las invasiones extranjeras). La mano dura 
que caracterizó al Porfiriato disminuyó los asaltos en los 
caminos y favoreció las inversiones extranjeras en el país, 
lo cual muchos comerciantes e industriales vieron con 
buenos ojos. 
Vista desde el norte de la Hacienda Zoquiapan.
Asalto a una diligencia
, siglo 
XIX
, Manuel Serrano (1814-1883), óleo.
Banco Oriental Mexicano, Puebla.