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Quien quería mandar una 
carta en tiempo regular 
pagaba 25 centavos, que a 
mediados del siglo 
XIX
era 
una cantidad más o menos 
elevada. Quienes tenían 
más urgencia, por un peso 
de oro obtenían un servicio 
extraordinario, que era más 
rápido. Esta diferencia se 
terminó a finales del siglo 
XIX
, 
cuando el ferrocarril ayudó 
a que el correo llegara más 
rápido que el más veloz de los 
caballos.
El ferrocarril atravesaba 
pueblos en el campo y 
ciudades. La estación más 
importante en nuestro estado 
es la que aún se encuentra 
en su capital. La gente 
utilizaba el tren para enviar 
el correo, viajar rápidamente 
y transportar mercancías en 
vagones especiales.
El sector industrial fue uno 
de los principales usuarios 
del ferrocarril, como la 
fábrica El Hércules, ubicada 
en la ciudad de Santiago de 
Querétaro. 
Junto con sus rieles, el ferrocarril transformó no sólo nuestra entidad, sino 
todo el país a finales del siglo 
XIX
.
Las antiguas construcciones heredadas del Virreinato no han 
desaparecido pero hay nuevos elementos urbanos, como los 
candiles en las esquinas y el pavimento de las calles.