No sólo la servidumbre y los trabajadores del campo tenían 
razones para rebelarse; también las tenían los hijos de los 
españoles nacidos en América, llamados despectivamente 
criollos, pues se les menospreciaba y no eran considerados para 
ocupar los puestos importantes de gobierno. 
Las rebeliones contra el gobierno español comenzaron en Nueva 
España desde finales del siglo 
XVIII
, pero se dieron de manera 
aislada por lo que fue fácil disolverlas. Fue hasta 1810 cuando 
Miguel Hidalgo y Costilla, Ignacio Allende, Juan Aldama y José 
Mariano Jiménez iniciaron un movimiento mejor organizado.
En la provincia de Tabasco también se desarrollaron rebeliones 
contra el régimen español, pero éstas no se vincularon 
con el movimiento de Hidalgo porque las personas que 
las protagonizaron eran trabajadores del campo que sólo 
pedían condiciones comerciales más justas. Ése fue el caso de 
algunos indígenas de Cunduacán que, en acuerdo con otros 
de Huimanguillo, intentaron levantarse en armas para exigir un 
mejor precio para su cacao.
Estos actos de rebelión del pueblo contrastaban con las 
acciones de las autoridades de la provincia de Tabasco de 
formar ejércitos para combatir a todo aquel que estuviera en 
contra del gobierno español.
En España también había preocupación por la 
ausencia de Fernando VII, de modo que se creó 
el Supremo Consejo de Regencia, que gobernaría 
en nombre del rey español hasta que éste fuera 
reinstalado en el trono.
Los movimientos rebeldes que surgieron 
en la provincia de Tabasco durante el 
proceso de independencia de Nueva 
España estuvieron relacionados con las 
demandas de justicia que 
encabezaron los trabajadores
del campo. 
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La Conquista, el Virreinato y la Independencia en mi entidad