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Adviertes la condición humana derivada
de la Filosofía posmoderna
B
loque
IV
Pero de manera muy sugerente, Heidegger nos deja entrever en dónde comienza
el camino que eventualmente puede conducirnos a
una existencia auténtica, al
decirnos que otra de las principales características del Ser-ahí es que es un
Ser-
para-la-muerte.
Esto es: un Ser, el único de que tenemos noticia, que sabe que va
a morir, que algún día dejará el Ser y pasará a la Nada.
Si lo pensamos, la muerte es lo único que desde un inicio, es nuestro; es decir, no
es parte del Ellos. Veamos. Todo lo que hacemos lo puede hacer alguien más. Si
elaboramos una silla, seguiremos más o menos los mismos pasos que cualquier
otra persona: conseguir madera, medirla, cortarla, ensamblar, pegar, clavar, quizás
ayudarnos con un diagrama, etcétera. Hay un forma de hacer sillas, no la inventamos
nosotros, ni nadie en particular; en palabras de Heidegger, diríamos que esa forma
de hacer sillas es del Ellos.
Ahora, imaginemos que comenzamos a hacer una silla, pero nos da un catarro, y
no podemos terminarla, pero nuestro padre, un hermano o un amigo la termina en
nuestro lugar. Al fnal la silla quedará más o menos igual, independientemente de
que no la hayamos terminado nosotros. Es más, el producto acabado
sería muy
parecido si otra persona lo hubiera hecho por completo en lugar de nosotros, porque
el modo de hacer sillas no es nuestro, es del Ellos, es decir, de todos y de nadie.
Pero en contraste, hay algo que nadie puede hacer en nuestro lugar, y ese algo
es morir. Es decir, cada uno de nosotros tendrá su muerte, y ésta es única e
intransferible. Nadie puede morir en mi lugar o en tu lugar. Es lo único que no puede
ser del Ellos, sino sólo y exclusivamente del
Ser-ahí.
Además, sabemos que es
inevitable, parte de nuestra condición.
Para Heidegger, asumir que somos seres destinados a desaparecer, Seres-para-la-
muerte, es un paso indispensable para alcanzar una existencia auténtica. Parece
sugerir que en
ese momento el
Ser-ahí
comprende la verdad de sí mismo, y por lo
tanto se le revelan también sus verdaderas aspiraciones, lo que realmente quiere
en la vida. Y esa comprensión de la propia condición, de la certeza de que algún
día morirá, motiva al
Ser-ahí
a aprovechar lo mejor que puede cada uno de sus
días, dirigiéndose a donde realmente quiere llegar. Es probable que muchas de sus
aspiraciones no cambien, que quiera seguir estudiando, trabajando, divirtiéndose,
pero ahora sabrá distinguir si sus deseos son realmente suyos, o más bien son
deseos del Ellos. Y llegado el caso, si así le parece necesario,
quizás sea capaz de
actuar de modo distinto al que el Ellos le dicta.
Heidegger dice que al descubrir la certeza de su muerte, el
Ser-ahí
también
descubre sus posibilidades, es decir, esas cosas, esos modos de ser,
en
que
puede convertirse mientras dure su existencia, mientras no le llegue la muerte (para
darnos una idea del modo de expresarse de Heidegger, éste defne la muerte como
“la posibilidad de la imposibildad”).