151
⇒
Comportamiento regresivo o inmaduro: buscan imponer su voluntad, lo quieren ahora, no
toleran los cambios en la rutina y son demasiado sensibles a las exigencias, expectativas o a
todo lo que suene a crítica.
⇒
Obsesión por la apariencia frente a los demás y por los bienes materiales: dedican mucho
tiempo a “verse bien” y a traer el mejor corte de cabello o poseer “lo correcto”.
⇒
Tendencia a mantener secretos: mienten respecto a donde estaban o a sus acciones.
⇒
Aversión
por lo académico: evitan el trabajo escolar, faltan a clases y bajan repentinamente de
rendimiento.
⇒
Insatisfacción crónica: nada les parece suficientemente bueno (incluso ellos mismos).
⇒
Desinterés por lo que antes disfrutaban.
⇒
Exceso en el dormir o insomnio.
⇒
Cambios importantes en las costumbres alimenticias.
⇒
Preocupación excesiva o constante.
⇒
Llanto frecuente.
⇒
Aumento en el número de accidentes o contratiempos (llegar tarde).
⇒
Frecuentes resfriados, gripe u otras enfermedades o condiciones crónico contagiosas.
⇒
Proactividad
a soñar despiertos: fantasean en exceso.
⇒
Hiperactividad.
⇒
Comportamiento escapista: ven demasiada televisión.
Connie C. Schmitz y Earl Hipp (2007),
Cómo enseñar a manejar el estrés
, pp. 15-16.
¿Qué podemos hacer si experimentamos o vemos en alguien algunas de estas señales? Una manera que
resulta muy útil para controlar el estrés es haciendo ejercicio, ya que es una forma saludable de aliviar
la tensión reprimida y
energizar
al cuerpo.
Otros consejos son:
ü
No se preocupen por las cosas que no pueden controlar (por ejemplo el clima, los cambios naturales
de su cuerpo, el mal humor de los demás, etcétera)
ü
Prepárense lo mejor que puedan para sucesos que saben pueden ocasionarles estrés, como por
ejemplo los exámenes o la exposición en clase, etcétera.
ü
Ver el lado positivo del estrés y no como una amenaza.
ü
Traten en la medida de sus posibilidades resolver los conflictos con las demás personas, ya que
éstos se van acumulando.