Por su parte José Cañas plantea más que una definición una situación que corresponde a los 
integrantes del grupo escolar, así considera que: 
“Son muchos los profesores-animadores de talleres de teatro que rechazan radicalmente el 
término director para definir su función dentro del mismo, inclinándose lógicamente por un 
término más liberal e igualitario, como es el de coordinador […] El término director puede 
resultar poco apetecido por aquel que desea hacer teatro con adolescentes y jóvenes desde 
una perspectiva
lúdica
y liberadora. De todas formas, de la misma manera en que el director de 
escena clásico se reúne con la totalidad de su equipo, compuesto por actores, asistente de 
dirección, decorador, luminotécnico, músico, encargado de atrezzo, apuntador –para los 
ensayos– y maquinistas, el profesor-animador (démosle, pues el título genérico de coordinador), 
se reúne con todos los componentes del grupo, encuadrados en subgrupos técnicos de trabajo 
ya señalados […], para que juntos, realicen la labor previa de análisis del texto dramático, 
aporten cuantas ideas y sugerencias se les ocurran, se perfilen después los personajes y le 
ayuden en su tarea esencial de reunificar todas estas ideas y levantar la obra […] Por el propio 
valor de la experiencia, el coordinador ha de repartir y compartir las responsabilidades y 
decisiones del montaje para que cada individuo […] aprenda con la práctica de esa asunción de 
responsabilidades que, sin duda, le servirá en el futuro. Ese objetivo general de cuidar de los 
aspectos y elementos del espectáculo, lo concreta el director de escena en los siguientes 
objetivos específicos: 
- Elegir a los actores que participan en la obra. 
- Saber comprender las características que engloba cada uno de los personajes que 
aparecen en el texto. 
- Buscar y encontrar, entre los actores […] aquellos que mejor se adapten a cada uno de 
dichos personajes. 
- Explicar a los actores las características psicológicas que posee cada uno de los 
personajes. 
- Contar qué es lo que pretende decir o denunciar a través de los personajes el autor del 
texto dramático. 
- Uniformar, en lo posible, la labor de los actores […] para que no destaquen unos sobre 
otros. 
- Dirigir los periodos de ensayo que éste estime conveniente para la posterior 
representación […] 
Esta educación universal del director de escena profesional puede contrastar con la formación 
del profesor-animador, no teniendo por qué ser tan amplia la de éste y sí quizá más específica, 
sobre todo, lógicamente, en el plano de la pedagogía y de la psicología ya que su trabajo se 
desarrollará no con actores, sino con alumnos a los que tendrá que formar y educar. 
De todas las coincidencias posibles entre la visión del director de escena y la del profesor-
coordinador de un taller de teatro, la más interesante –y la base que señala a un buen director 
de escena de otro que no lo es– resulta ser la de concebir el espectáculo como una labor de 
equipo, mediante la cual, cada uno de los componentes de dicho espectáculo, debe actuar en 
función de los otros elementos que constituyen el espectáculo en sí. Por dicho motivo, director y 
coordinador someten a los distintos grupos técnicos, junto con el grupo de actores, a
una serie 
de ensayos que provoquen y faciliten dicho fin.”
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J. Cañas, 
Didáctica de la expresión dramática. Una aproximación a la dinámica teatral en el aula, 
España, 
Octaedro, 1994, pp. 116-119. 
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