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La campechanidad hace que tengamos un gran
sentimiento de identidad. Ser campechano
es ser amable, cordial, afectuoso, generoso y
hospitalario.
Nuestro abuelo nos contaba que, para nuestros
antepasados del periodo prehispánico, tenía
un gran valor cambiar su apariencia por medio
de cortes en los dientes y la deformación de la
cabeza y de los ojos.
En la adolescencia se limaban y perforaban
algunos dientes para ponerles piedras de
jadeíta o turquesa. La deformación de la cabeza
para alargarla y la de los ojos para quedar
bizcos, se las hacían los padres a sus hijos en los
primeros tres años de vida.
La deformación era común entre la gente de la
clase alta. También se realizaban tatuajes que
dejaban una marca permanente en la piel.
Les gustaba colocarse adornos en la nariz, los
labios, la frente y las orejas, lo que hacía necesario
que se perforaran la piel. Se pintaban el cuerpo y
se ponían vistosas joyas y tocados en la cabeza.
Utilizaban conchas y caracoles en forma de
cuentas en pulseras, collares, aretes y anillos, que
usaban en pecho, brazos, orejas, nariz y manos.
En vacaciones vinieron unos amigos a conocer nuestra entidad, y
Juan y yo nos ofrecimos a acompañarlos.
Les comentamos que Campeche tiene una gran riqueza por su
historia, su paisaje y su gente, y por las tradiciones y costumbres
que nos heredaron nuestros antepasados.
Guerreros mayas
en el
Códice Dresde
.
Tema 5
Mi entidad ha cambiado
con el tiempo