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Los descendientes actuales de los antiguos 
pobladores de Campeche presentan 
características que ayudan a imaginar cómo 
eran físicamente: complexión robusta, estatura 
baja, cabeza ancha, cabello lacio negro o 
castaño oscuro, ojos almendrados y barba y 
bigote escasos o inexistentes.
Desde los tiempos antiguos hasta la actualidad, 
la participación de las mujeres ha sido muy 
importante en el hogar; en algunos lugares, 
además de preparar la comida y criar a los niños, 
elaboran mantas de algodón, cestas, petates, 
jarrones y floreros de barro, y cuidan de las aves 
de corral y otros animales domésticos.
La figura femenina ocupaba un lugar 
importante en la religión del Campeche 
prehispánico, que rendía culto a la diosa  
Ix Chebel Yax, patrona de las tejedoras; a  
Nah Kolel, señora de los hogares, y a Ix Chel, 
diosa de la Luna, también relacionada con los 
partos y la adivinación, la medicina y el mar.
El matrimonio en esos tiempos era arreglado
por los padres.
El maíz, como principal alimento, ha sido muy 
importante desde tiempos prehispánicos.
La representación más significativa del culto al 
maíz aún se puede observar en el fenómeno
arqueoastronómico de Edzná, que indica la 
proximidad del inicio de la temporada de lluvias, 
momento propicio para iniciar la siembra.
Actualmente, el maíz se usa para preparar 
tamales, atoles, pozoles, pucheros y otros 
productos, como la tortilla, el sustento 
alimenticio de muchos mexicanos, entre ellos 
los campechanos. También se aprovecha la 
envoltura de la mazorca, sus cabellos o pelusa y 
sus hojas.
La diosa Ix Chel.
Mujeres envasando miel.