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Como parte de la nueva vida, se estableció 
distancia entre españoles e indígenas. Los 
primeros vivían en las ciudades y los segundos 
en los pueblos, incluso estaban prohibidos los 
asentamientos comunes.
En las ciudades, los españoles y sus 
descendientes (criollos y mestizos) buscaron 
mantener sus tradiciones y costumbres. Trataron 
de reproducir los vestidos, los muebles, los 
objetos de uso diario y los de lujo que conocían 
en España o en las capitales como México 
o Guatemala. Este esfuerzo por mantener 
su cultura se complementó con el afán de 
distinguirse de la población indígena local.
Los españoles y sus descendientes, criollos y mestizos, 
intentaron reproducir el estilo de vida de España.
3. Gobierno y sociedad en los pueblos y ciudades virreinales
En los pueblos, la familia extensa, es decir, aquella que se formaba con 
abuelos, padres, hijos y otros miembros, continuó siendo la que tenía 
más presencia. Los hombres cultivaban la tierra para la alimentación de la 
comunidad con las pocas herramientas básicas que elaboraban para usar 
en el hogar y en la labor agrícola. Las mujeres se ocupaban de preparar los 
alimentos, criar a los hijos, cultivar la huerta familiar, cuidar a los animales 
domésticos e hilar las telas con las que se vestían los miembros de la familia.
En las comunidades 
indígenas las mujeres 
estaban a cargo de las 
labores domésticas.
Mujer tzotzil hilando.