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Ya iban en el camino, cuando  
la esposa de don Manuel se acordó 
que había dejado la escoba en  
la tienda. El más pequeño de  
sus hijos se ofreció a ir por ella.
“No te preocupes, aquí  
la traigo”, dijo un duende que 
salió de entre unos costales. 
Y enseguida se oyeron risitas 
adentro de la carreta.
Y si piensas que don Manuel, 
el dueño de la tienda, tenía 
problemas, lee 
El duende del 
mar
,
de tu Biblioteca Escolar.