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Adentro había un montón de 
duendes haciendo travesuras. 
Bailaban, jugaban y en todas partes 
hacían un tremendo desorden.
Luchar contra los duendes 
era inútil. Lo único que podían 
hacer era cambiarse a otra casa. 
Don Manuel y su familia empacaron todas sus 
cosas y las de la tienda. Subieron los bultos a una 
carreta y se fueron a buscar otra casa en otro pueblo.