BLOQUE IV
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Aunque los cuentos son obra de la imaginación, algunos
describen situaciones reales, como éste que escribió Amado
Nervo, en el que describe la situación de Tepic en los años
que van de 1870 a 1880 y las costumbres de las familias y sus
reacciones ante la violencia de la época.
Una festa en los consulados
En aquellos tiempos que vieron mi nacimiento y mi infancia, con
lo cual dicho está que no vieron gran cosa, el occidente del país
estaba muy revuelto, con especialidad el que hoy se llama Territorio
de Tepic, disputado sin tregua por los federales y los “lozadeños”,
y nido de inquietos caciques, que tenían a todo el mundo con el
Jesús en la boca. A cada momento, una irrupción repentina de indios
ponía el pánico en los corazones, y las gentes pacífcas, al grito de
“¡Ahí vienen!”, con una agilidad ya habitual a fuerza de ejercitarla,
echaban mano de lo mejorcito que tenían: alhajas, sedas, recuerdos
de familia; lo metían en los viejos baúles de alcanfor, cubiertos de
cuero, ornado éste con intrincados follajes, y claveteados de cobre,
y lo enviaban a los consulados o al curato […]. Las familias mismas
solían refugiarse en los consulados, y recuerdo que el alemán, que
era el preferido como asilo, y que estaba instalado en un caserón
céntrico, solía albergar hasta veinte familias, que se la pasaban ahí
lo mejor que podían. Mientras se averiguaba si la ciudad quedaba
por Corona o por Lozada, las familias bailaban, jugaban juegos de
prendas, y tenían serenata los jueves y domingos, sí, señor, porque
no faltaba quien arreglase una música para amenizar los ocios de
los refugiados, en el gran patio, convertido en parián gracias a los
vendedores ambulantes. ¡Oh! os aseguro que no se fastidiaba uno
en los consulados.
F
UENTE
: Amado Nervo,
La aventura de don Pascual
, 1991
.
Amado Nervo.
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