Bloque II
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1. 
Repartan entre los equipos los 
cuatro fragmentos del texto. 
2.
En una hoja dibujen una imagen 
que ilustre el fragmento de texto 
que les asignaron.
3.
En otra hoja, dibujen una escena 
de la vida cotidiana que se 
parezca al fragmento del relato 
que leyeron.
4. 
Coloquen en el pizarrón los dibujos 
de los equipos. Acomódenlos en la 
secuencia de la leyenda.
5. 
Expliquen qué significan los 
dibujos que elaboraron. 
6. 
Discutan la siguiente pregunta. 
Anoten en el pizarrón la respuesta 
del grupo y cópienla en su 
bitácora.
•
¿Cómo se relacionaban los 
pueblos prehispánicos con la 
naturaleza?
Consulta en la Biblioteca de Aula 
el libro 
Axolotl: el ajolote
,
de 
José Antonio Flores Farfán. Léelo 
con tu familia y descubre cómo 
se relaciona con la leyenda que 
conociste en esta clase.
Escena de 
la vida 
cotidiana
Cerca de la medianoche todos los dioses se reunieron en torno al 
fogón. Colocaron a los elegidos delante del fuego y hablaron a uno de ellos:
—¡Ten valor, oh Tecuciztécatl, arrójate en el fuego!
Sin tardanza éste quiso echarse al fogón, pero cuando lo alcanzó 
el ardor de las llamas tuvo miedo, retrocedió y se quedó parado. Una 
vez más lo intentó pero no se atrevió, huyó, no tuvo valor. 
Entonces los dioses dijeron: 
—¡Ahora tú, Nanahuatzin, que sea ya!
Nanahuatzin hizo fuerte su corazón, cerró los ojos para no tener 
miedo y de una vez se arrojó al fuego. Y cuando Tecuciztécatl vio 
que Nanahuatzin ya ardía, al momento también se arrojó al fuego.
¡Colaboren!
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Los dioses se sentaron para ver por dónde habría de salir 
Nanahuatzin, el primero que cayó en el fogón, para que hiciera 
amanecer. Cuando la aurora inundó con su luz todo, los dioses no 
atinaban a decir por dónde venía el Sol. Hasta que se quedaron 
mirando hacia el rumbo del color rojo, hacia el oriente. 
Aquellos dioses que vieron por dónde salió el Sol fueron 
Quetzalcóatl, Ehécatl, Xipe Tótec y Tezcatlipoca Rojo. También los 
dioses que se llaman Mimixcoa y las cuatro diosas Tiacapan, Teicu, 
Tlacoiehua y Xocoiotl. Cuando el Sol salió no pudo ser observado su 
rostro. Su luz y su calor llegaban a todas partes.
Después salió Tecuciztécatl, la Luna, que iba siguiendo al Sol. Del 
mismo modo como cayeron, así vinieron a salir, uno siguiendo al otro. 
Uno de los dioses tomó un conejo y golpeó el rostro de 
Tecuciztécatl, así oscureció su rostro, como hasta ahora se ve.
Como el Sol y la Luna estaban inmóviles los dioses preguntaron: 
—¿Cómo habremos de vivir si no se mueve el Sol? ¡Que por 
nuestro medio se fortalezca el Sol! —dijeron los dioses. 
Entonces Ehécatl quiso dar muerte a los dioses para que el Sol 
tuviera movimiento. Pero Xólotl no quería morir, tenía miedo, lloró 
mucho hasta que se le hincharon los párpados y huyó ante la muerte. 
Xólotl se escondió en la tierra del maíz verde y se convirtió en 
doble caña de maíz, la que los campesinos llaman xólotl. Luego se 
fue a esconder a un campo donde se convirtió en maguey, el que se 
llama maguey de xólotl. Pero como lo descubrieron, se metió en el 
agua y se convirtió en ajolote, en axólotl. Fue cuando lo encontraron 
y le dieron muerte.
Pero aunque todos los dioses se ofrecieron, el Sol no pudo moverse. 
Fue necesario que Ehécatl hiciera andar el viento, sólo así pudo mover 
al Sol, y la Luna quedó ahí. Cuando el Sol entró al lugar por donde se 
mete, entonces la Luna también se movió. Fue cuando se separaron y 
cada uno siguió su camino.
Prepara la clase
Ilustración del 
fragmento 
Aprender en familia
¿Qué leyendas conocen tus 
padres y abuelos sobre los 
fenómenos de la naturaleza?
¿Qué enseñanzas te dejan las 
leyendas de tu localidad?
Toponimia:
Se le llamó Nicolás 
Romero en honor al coronel que 
participó militarmente en la Guerra de 
Reforma y en la Segunda Intervención 
Francesa en México.
Azcapotzaltongo es el nombre más 
antiguo de este municipio; proviene 
del náhuatl y significa “en el pequeño 
hormiguero”.
icolás Romero
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Lago de Guadalupe.