119
lo que aprendí
1. 
Lee el siguiente texto.
2. 
Imagina que eres un niño de la época y que estás aprendiendo a ser 
ranchero. Escribe un cuento corto en el que narres cómo son tu vida 
y el paisaje que te rodea. 
Los rancheros llevaban una vida pobre, pero no penosa. Su 
ideal de hombre era sencillo. Entre las cosas dignas se citaban 
el sudor, el honor, el vigor, la bravura y la astucia. Se estimaban, 
sobre todas las cosas, la fuerza física, la destreza en el manejo 
del caballo y la audacia. En el hombre no se veían el dormitar 
a la sombra de un árbol ni el tabaco. Su ideal era tener tierra, 
mujer, ganado y oro. Por causa de las cosas que se poseían 
nunca faltaron los altercados, las riñas. Por unos pasos de 
tierra, el pasto que me comió la vaca de fulanito y las monedas 
que le presté y no me devolvió zutanito, había duelos feroces. 
Con todo, el honor y la buena fama eran las virtudes más 
peligrosas y frecuentes. Lo normal era tratarse con respeto, 
pues la mínima irrespetuosidad salía cara.
Luis González y González, 
Pueblo en vilo
México, 
FCE
, 1999, pp. 27-28 (adaptación).