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• 
Con la ayuda de su 
maestro organícense en 
equipos y seleccionen 
un área natural de 
nuestro estado.
• 
Investiguen sobre sus 
características, su flora 
y fauna, las acciones 
que se llevan a cabo 
para su protección, los 
responsables del lugar, 
entre otros aspectos.
• 
Presenten al grupo 
los resultados de su 
investigación mediante 
una exposición, 
carteles y dibujos.
• 
Escriban en su 
cuaderno cómo 
pueden contribuir a la 
conservación de esos 
lugares. 
• 
Lean al grupo sus 
conclusiones y 
compleméntenlas con 
las de sus compañeros. 
Esta información puede 
ser de utilidad más 
adelante.
Patrimonio natural
En la geografía del estado, algunos eventos de la propia 
naturaleza han contribuido a dar forma a los diversos 
paisajes; en unos, las actividades humanas los han 
modificado totalmente, mientras que en otros han 
contribuido para darle una mejor forma estética y disfrutar 
de ellos. La forma natural de algunos paisajes y lugares, 
así como los beneficios que aportan a la humanidad, ha 
contribuido a que se denominen patrimonio natural.
Nuestro estado es rico en flora, fauna y recursos 
naturales, por lo que muchos sitios pueden considerarse 
patrimonio natural. Ejemplo de ello son los cenotes, los 
ríos subterráneos, las islas, los arrecifes y los parques 
naturales, como el Sistema Arrecifal Mesoamericano y 
la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an.
Comprendo  
y aplico
Como podrás advertir, la relación del ser humano con 
el entorno natural dio lugar a relatos que muestran las 
vivencias de los chicleros y que ahora forman parte de 
nuestra identidad. Seguramente conoces otros relatos, 
cuentos y leyendas que reflejan las creencias y la vida 
cotidiana de los habitantes de tu localidad.
Preparábase un chiclero para ascender a un zapote, cuando 
vio en el árbol un hoyo que le pareció extraño. Rascó con 
el dedo e inmediatamente sintió un piquete. Iba a escarbar 
con su machete para averiguar lo que era, cuando vio 
salir del hoyo a una nauyaca. Entonces […] recordó que el 
mejor remedio contra el piquete de la serpiente, según las 
creencias de estos rumbos, es comerse un pedazo del mismo 
animal, y cogiendo la nauyaca con ambas manos, le clavó 
los dientes, mientras el animal se revolvía furiosamente 
para morderle. Al atardecer del día siguiente, encontraron 
los otros chicleros [.
..] un cuadro monstruoso. Junto a un 
árbol de zapote yacía el chiclero muerto. Enroscada en 
uno de sus brazos, con los colmillos aún clavados en él, se 
veía una gruesa nauyaca, muerta también; sobre el lomo 
del animal distinguíanse […] las marcas de los dientes del 
chiclero, de cuya boca salían aún pedazos de carne de la 
víbora.
Ramón Beteta, 
op. cit
., pp. 15 y 16.