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Libro para el Maestro
4.
Evaluar los pros y los contras
. Este paso es crucial dentro
del proceso, ya que el éxito de una decisión se basa en
cómo evaluamos los pros y los contras de nuestra
conducta, cuáles son los valores que la sustentan y qué
piensan al respecto las personas que nos son significati-
vas. Algunas sugerencias prácticas para ayudar a los
jóvenes a desarrollar estas habilidades son las siguientes:
•
Enséñeles a hacer elecciones del diario vivir: qué comer,
qué ropa usar, a qué jugar, etcétera.
•
Permítales involucrarse en las decisiones: es recomenda-
ble hacerlos partícipes de las decisiones que tomamos
como adultos, para entonces servirles de ejemplo.
•
No imponga; guíe sus decisiones: en lugar de darles
órdenes o soluciones, es propicio orientarlos en el
proceso de tomar sus propias decisiones, como puede ser
la elección de amigos, actividades extraescolares,
distribución de su dinero, etcétera.
•
Motívelos a evaluar ventajas y desventajas: ofrezca
diversas posibilidades de decisión y analícelas junto con
ellos.
•
Permítales cometer errores: dentro del proceso de
aprendizaje, los errores son necesarios para aprender de
ellos.
•
Déjelos decidir por ellos mismos: a pesar de que nosotros
podemos saber lo que más les conviene, resulta contra-
producente interferir en sus responsabilidades; es
necesario dejar que ellos encuentren las ventajas y los
errores de sus decisiones.
•
Permítales experimentar las consecuencias de sus
decisiones: es importante que aprendan que sus acciones
tienen consecuencias, y que éstas son responsabilidad
suya. De esta manera, cuando se encuentren ante la
disyuntiva del consumo de sustancias adictivas, ellos
podrán tomar por sí mismos la decisión de decir no a las
drogas y sí a la vida sana.
Para que los chicos tomen decisiones críticas, es necesario
ayudarlos a considerar las consecuencias de sus actos a
largo plazo.
Dicha tarea resulta difícil de realizar, pues al adolescente se
le dificulta planear y anticipar el futuro, busca el placer a
corto plazo y al menor esfuerzo. Sin embargo, con paciencia
y dedicación, padres de familia y maestros podemos
ayudarlos a desarrollar esta indispensable habilidad de vida.